jueves, 19 de septiembre de 2013

Venezuela; Pavana para un comandante difunto. Parte 3.



Pavana para un comandante difunto.-

Venezuela parte III: Situación política.

Por: Félix Justiniano Ferráez.
Para: Erick Paolo Martínez que hoy cumpliría 60 años.

Nicolás Maduro inefable vicepresidente venezolano, arremete contra la oposición legislativa de la república bolivariana de Venezuela, toda vez que han solicitado: una prueba de vida del comandante Hugo Chávez, que desde el 8 de diciembre del año pasado no ha expresado una sola declaración de viva voz, considerando que no se presentó a juramentar el cargo de presidente de todos los venezolanos ante la Asamblea Nacional, él, tan protagónico, exhibicionista y fiel caricatura de Fidel Castro.

El 44% de los venezolanos representados en esa oposición, consideran que una comisión de médicos venezolanos, seleccionados por el Tribunal Supremo, deberían viajar a la Habana a fin de realizar una evaluación profesional y objetiva del estado de salud del presidente electo, y en base a ello dar el siguiente paso constitucional, para evitar la debacle financiera en ciernes y el desorden político que se avecina, por el enorme vacío que deja la concentración del poder en un solo hombre, a quien le han permitido estar por encima de las instituciones de ese país.

Ambas situaciones, a Nicolás Maduro le parecen una falta de respeto a Chávez y también una burda maniobra para retrasar la convalecencia postoperatoria del líder venezolano, curiosamente no le parece una falta de respeto a sus compatriotas que el propio Maduro, que de maduro solo tiene el apellido, exhiba un decreto presidencial presuntamente firmado por Chávez en Caracas en fecha reciente, dándole nombramiento de canciller a  Elías Jaua.
 Por lo que todo mundo se pregunta, cómo es posible que Chávez firme de manera autógrafa un documento tan importante en Caracas, si convalece en La Habana, desde donde ha estado imposibilitado para trasladarse a juramentar el cargo de presidente,¿ por qué firma un decreto de nombramiento y no jura como presidente si ya está en Caracas? se preguntan:
¿Chávez puede leer el decreto, sostener la pluma y realizar su firma sin mayor problema?
¿Por qué entonces no ha suscrito un solo “tuit” a sus casi cuatro millones de seguidores desde el 1 de noviembre del año pasado? Porque lo mismo “tuitea”  celebrando los goles de la “vino tinto” que mofándose de la oposición, o saludando a la Madre África,  como lo hizo en su última escritura de noviembre primero de 2012.

 Es decir a Chávez le merecen atención un partido de futbol de su selección nacional  y un saludo a un lejano continente, pero ¿no le merece una sola explicación por ese medio de lo que acontece con su salud, que es un tema de estado y los planes nacionales como presidente, a los quince millones de electores que sufragaron en las elecciones presidenciales?

El trato de menores de edad o de incapacitados mentales a los ciudadanos venezolanos, no le parece a Maduro una falta de respeto, tampoco le parece una abyecta manipulación, si no hechos consumados, congruentes desde su enfermiza  mentalidad de espurio.
Preocupado por su propio bienestar y no el de su país, Maduro ignora olímpicamente que el 44%  de los venezolanos que equivalen a más de 6 millones y medio de sufragantes no votaron por el comandante Chávez  y que en una democracia que se precie de serlo, merecen tener voz y ser escuchados, particularmente cuando lo que plantean tiene que ver con el respeto a la constitución y al devenir del país que se encuentra colapsado por la ausencia de su presidente electo, que decidió confiarle su salud a médicos extranjeros en suelo extranjero, antes que permitir ser ingresado en el sistema de salud venezolano y sus capacidades hospitalarias, tan cacaraqueadas como logros de la revolución bolivariana, aunque el resto de la población tiene inexorablemente que ser atendida en dichas instalaciones y por los médicos desdeñados por el socialista comandante, de manera que a base de escuetos comunicados salidos a 2162 kms  de Caracas, específicamente en La Habana y que son leídos por políticos venezolano, que lo mismo son yernos, porque el nepotismo ahí es común, que amigotes o cómplices de asonadas, pero no en modo alguno, por médicos con conocimiento de causa de la convalecencia postoperatoria del Teniente Coronel Hugo Chávez Frías.

En cualquier país del mundo son los médicos tratantes quienes dan los partes clínicos relacionados con la salud del paciente, no son los políticos, ni los familiares, como viene ocurriendo en el caso que nos ocupa, ya que o informa su hija Rosa Virginia, o su esposo el primer yerno del país Jorge Arreaza y ministro de Ciencia y Tecnología, que su hermano Adrián gobernador del estado de Barinas o Diosdado Cabello cómplice de asonada contra Carlos Andrés Pérez y actual presidente de la Asamblea Nacional.

Y en ese desfile celebridades, se incorpora el recién nombrado canciller Elías Jaua en un relampagueante viaje a la Habana para expresar que se entrevistó con el ubicuo comandante y recibió instrucciones, que solo él sabe en qué consisten, y hasta Evo Morales mete la cuchara e informa que el hermano comandante ya pronto estará de regreso, pero ningún médico, especialmente los cubanos quienes se limitarán a tener perfectamente informadas a las sanguijuelas petroleras de los hermanitos Castro, que requieren de esa inyección de hidrocarburos para retrasar lo más posible los inevitables cambios en la otra desastrosa revolución caribeña.

De manera que la deslealtad de Chávez para con su pueblo, no sólo afecta y daña a los venezolanos, si no que perjudica enormemente a los cubanos que continúan sobreviviendo con un salario promedio equivalente a 20 dólares mensuales y no tienen para cuando deshacerse de los longevos dictadores cubanos.

Pero volviendo a Nicolás Maduro, es inobjetable que el decreto exhibido ha de contar con una firma escaneada del inconsciente mandatario y lo convierte aparte de espurio en delincuente;  espurio porque 8 millones de venezolanos votaron por Hugo Chávez exclusivamente, no por su posible gabinete, y porque al igual que Chávez sus cargos expiraron el 10 de enero de 2013 y no han sido nombrados, ni ratificados para ocupar los cargos que hoy ostentan, el único de ellos, Chávez, pero no ha cumplido el requisito de la juramentación presidencial ni ha estado en condiciones de seleccionar a sus colaboradores o ratificar a quienes les parezca conveniente, por ello engañar a los venezolanos con un decreto falsificado se convierte en un delincuente.

Es claro que la condición clínica de Chávez es de inconsciencia, inducida medicamente o por causas de la gravedad de su estado de salud, de lo contrario ya hubiese sido retratado, entrevistado, o por lo menos grabado o filmado en una entrevista, lo que no ha ocurrido justamente para no exhibir el verdadero estado de fragilidad de Chávez.

Porque eso conviene a la nomenklatura cubana  y a sus intereses que se ponen por encima de los de millones de venezolanos, con la complacencia de genuflexos ambiciosos y prevaricadores como Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, Elías Jaua, Adrián Chávez o el yernito Arreaza y los ministros que avalaron indefinidamente la ausencia de Chávez contradiciendo el contenido de la constitución venezolana.

Por ello ahora desesperados e incapaces solo alcanzan a imaginarse atentados contra Maduro y Cabello o posibles golpes de estado, que solo cuando lo hacen ellos están justificados, es decir pura pirotecnia desinformativa, fuegos artificiales con la verborrea oficial para ocultar lo que únicamente ellos no quieren ver, ni aceptar; el fin de la era Chávez.

Por ello pretenden hacer del inconsciente comandante la versión caribeña del Cid Campeador, un polémico esperpento que al borde de la muerte les permita continuar medrando de las generosas ubres venezolanas y empobreciendo a sus compatriotas, si al fin y al cabo los israelitas ya llevan 8 años preservando el estado comatoso de Ariel Sharon, ¿por qué no hacer lo propio con Chávez consiguiendo una cuarta reelección y hacerlo sempiterno comandante y presidente?.

Caribe Mexicano
 23 de enero del 2013

@watane1 

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