Dos tipejos de
cuidado.-
(Julián el
Malo y Jaime el Peor)
Por Félix Justiniano Ferráez.-
El
video de la entrega de dinero de manos de Jaime Hernández a Julián Ricalde,
pasó de ser de un mecanismo de defensa del propio Jaime Hernández contra las
reiteradas amenazas del otrora gran amigo Julián Ricalde de encarcelarlo a él, a Aldo Resendiz y otros
colaboradores de primera línea del entonces presidente municipal Hernández; a un “Caballo de Troya” que lejos de rendirle frutos
a cualquiera de los dos, produjo una guerra intestina que puede dejarle
secuelas permanentes a ambos sujetos con daños irreversibles en sus carreras
políticas.
El
ambicioso protagonismo del Lic. Ricalde Magaña como presidente electo en un
periodo político especial y su natural impaciencia, lo llevó a querer ejercer
de facto la presidencia municipal, que por derecho constitucional le
correspondía exclusivamente al psicólogo Jaime Hernández por aquellos días, de
tal suerte que, cuando muy a su personalísimo estilo Julián Ricalde dejaba
sobre el escritorio del presidente municipal de ese momento sus “sugerencias” o
peticiones concretas, relacionadas con el manejo de los recursos financieros,
llámese pagar o dejar de pagar a ciertos proveedores específicos, donde el
interés personal de las comisiones económicas estaba de por medio y otro tipo
de erogaciones estratégicas que favorecieran los proyectos y ambiciones
personales, que no públicas de Julián y
como respuesta Jaime Hernández decidía tomar sus propias decisiones que por
derecho le correspondían y no acatar los propósitos de Julián Ricalde, se
desencadenaban una serie de desencuentros, discusiones y amenazas, que
sistemáticamente terminaban con la intención de recluir tras las rejas al
presidente saliente y su cercano círculo de colaboradores.
Cansados
de la intromisión laboral, de los acosos y amenazas de Julián Ricalde; Jaime
Hernández decide preparar su seguro de inmunidad, en este caso queda mejor impunidad,
y le tienden la manida trampa de entregarle dinero en efectivo mientras
filmaban estos hechos que para Julián Ricalde inocentemente chamaqueado,
pensaba ocurrían en la privacidad de las complicidades y en la intimidad de las
corrupciones recíprocas.
Ciertamente
desde hace mucho tiempo esta filmación era del dominio público, por mi parte
muchos de mis amigos y yo, la habíamos visto desde un Smartphone de uno de los
proveedores del ayuntamiento, sin que éste nos revelara por evidentes razones
su fuente de información, situación que después volvimos a ver en Tulum con
personalidades empresariales de ese municipio. No obstante la circunstancia que
fuese un hecho realizado hace un par de años, en modo alguno suprime o invalida
el descaro y la corrupción de este par de políticos perredistas, ya que ninguno
de los dos ha podido dar las explicaciones con gallardía, sentido común, valor
civil y con vergüenza para aceptar y reconocer sus responsabilidades en estos
reprobables hechos.
He
escuchado a Julián Ricalde mentir públicamente en la radio y televisión
nacional y en las del estado, expresando en algunas radiodifusoras cifras
diferentes del dinero recibido, ha dicho: 500 mil, 300 mil pesos, 200 mil.
También a dicho 150 mil y hasta se ha dado el lujo de decir que no recuerda la
cifra exacta cuando se le cuestionó en “enfoque radio” la emisora del estado,
donde aprovechó para llamar borracho y manipulador a su conductor y recordarle
públicamente que no se le olvidara que como presidente municipal, él le había
dado dinero para las componendas de rigor.
Lo
cierto es que claramente se aprecian en el video del escándalo, tres paquetes atados
con ligas como de aproximadamente 40 cms. de espesor, conformados por fajillas bancarias
de 100 billetes de 500 pesos, en los que con toda objetividad pueden presumirse
que si pueden estar juntas en cada
paquete 20 de estas fajillas, por lo que en cada uno de los tres paquete se estaría aglutinando sin ningún
problema un millón de pesos, más allá de las afirmaciones desesperadas por
menoscabar su trascendencia y cuantía, como si la honorabilidad y probidad de
los servidores públicos se midiera en términos cuantitativos en vez de
cualitativos; tan sinvergüenzas son Bejaranos, Ahumadas, Zhenli Ye Gon,
Granier, Sainz Pineda, Romero Deschamps, Elba Esther, etc. como los son el par
de celebridades nacionales del You Tube de esta historia, que están
imposibilitados, como todos los anteriores, para justificar el manejo de los
recursos públicos con beneficios personales para ellos y sus familias.
Las
limitaciones argumentativas son tan ridículas, absurdas y pobres en el caso del
Lic. Ricalde Magaña, que llaman poderosamente la atención en virtud de que le
era reconocida su habilidad política entre propios y extraños, por su larga
experiencia dentro del servicio público y por su formación profesional de
abogado y maestro de La Salle de esta carrera.
A
pesar de ello, no le tiembla la voz cuando afirma que no cometió ningún delito,
porque no era funcionario público por esas fechas y por ende estaba exento de
responsabilidades; de manera que ser presidente municipal electo del municipio, con constancia de
mayoría ya emitida a su nombre, no le representaba según su juicio personal,
ningún compromiso con los más de 800 mil ciudadanos que habitamos estos lares,
quizá porque de esos, solo un poco mas de 80 mil votaron por él, de manera que
hay que recordarle al Lic. Ricalde Magaña que los ciudadanos cancunenses no lo
veíamos como presidente de la Asociación de Charros o del Club de Yates,
deportes por los que tiene una manifiesta debilidad, ni de la liga de Beisbol, Rotarios,
Leones, de La Vela Perpetua o cualquiera otra asociación civil; si no justamente del municipio que ha sido
descaradamente expoliado desde hace más de 6 años por una camarilla de
servidores públicos corruptos e incompetentes.
Si
Julián Ricalde no se sentía como servidor público, por qué razón interfería
constante y sistemáticamente en el acontecer de la administración pública que
le precedió, si se sentía tan ajeno a estas obligaciones, con qué investidura,
o en calidad de qué gracia recibía el dinero que irresponsablemente le
entregaba el inefable Jaime Hernández, ¿por qué entonces en un gesto de
quintanarroense bien nacido, no rechazó el dinero que se le ofrecía?
De
que transición habla o se refiere Julián Ricalde Magaña, para que tenga derecho
de recibir dineros públicos arbitrariamente y sin la justificación legal que
corresponde?
Acaso
como ciudadano oriundo del estado y con larga carrera dentro del servicio
público, no ha sabido que nunca se le han dado recursos públicos oficialmente
de un presidente municipal a otro?, el Contador Cardín no le asignó ese tipo de
recursos al ingeniero Rafael Lara y el ingeniero Lara tampoco le otorgó
recursos a la Profesora Magaly Achach cuando lo sucedió en la administración,
como tampoco ella se los otorgó al MVZ. Juan Ignacio García Zalvidea llegado el
momento, y de la misma manera el famoso Chacho no financió la socorrida
“transición” a Carlos Canabal, y éste a Francisco Alor, ni Alor a Gregorio
Sánchez, tendríamos que preguntarle al abogado Ricalde y al psicólogo Hernández
cuando se inauguró ese modelo económico de financiamiento y quien autorizó que
se manosearan los recursos de los benitojuarenses con esa finalidad.
Porque
en todo caso, el recurso público salido para actividades públicas y
oficialmente reconocidas como legales, debió haber salido en cheque nominativo
para abono a una cuenta específica y justificarse con documentos comprobatorios
con los requisitos fiscales exigidos para estos fines, documentos que a la
postre terminan integrando la cuenta pública municipal de la administración
2008-2011 Así de simple y llano.
Nada
de ello pareció importarle o pesarle en la conciencia a este par de siniestros personajes, porque a
todas luces estaban fraguando conjuntamente el saqueo a las arcas públicas, y
es evidente que no era la primera vez que estas deleznables circunstancias
ocurrían, porque lo ejecutan con la mayor naturalidad y con la convicción de
ser sus personales derechos.
Andar
hoy día de micrófono en micrófono exhibiendo sus vergüenzas y cada uno con sus
personales versiones, patéticas y contradictorias, no hablan más de las
miserias de sus respectivas condiciones humanas, y de su incapacidad para
desempeñarse en el futuro con legitimidad y reconocimiento público.
Pero
la peor cobardía corrió a cargo del pusilánime Jaime Hernández, quien de manera
pueril y desvergonzada acusó sin pruebas a la señora Muza Simón de haber
ordenado que se otorgara como extorsión esos dineros, tratando a quienes se
dejen como menores de edad e incapacitados para no entender las verdaderas
intenciones de cada uno de ellos, triste, muy triste papel realizado para el
género que representan, quedaron conceptualizados como “Princesos” ese nuevo
apelativo muy socorrido en las redes sociales, que se utiliza cuando se
acredita la condición de anorquidia en los varones.
En
contraparte la señora Latife Muza les dio una muestra de valor y gallardía y
llamó sin tapujos a las cosas por su nombre, de frente y con las convicciones
por delante, bien por ella y lástima por sus correligionarios.
Caribe
Mexicano /Junio del 2013
@watane1
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