jueves, 19 de septiembre de 2013

Dos tipejos de cuidado.



Dos tipejos de cuidado.-

(Julián el Malo y Jaime el Peor)

Por Félix Justiniano Ferráez.-

El video de la entrega de dinero de manos de Jaime Hernández a Julián Ricalde, pasó de ser de un mecanismo de defensa del propio Jaime Hernández contra las reiteradas amenazas del otrora gran amigo Julián Ricalde de  encarcelarlo a él, a Aldo Resendiz y otros colaboradores de primera línea del entonces presidente municipal  Hernández;  a un “Caballo de Troya” que lejos de rendirle frutos a cualquiera de los dos, produjo una guerra intestina que puede dejarle secuelas permanentes a ambos sujetos con daños irreversibles en sus carreras políticas.

El ambicioso protagonismo del Lic. Ricalde Magaña como presidente electo en un periodo político especial y su natural impaciencia, lo llevó a querer ejercer de facto la presidencia municipal, que por derecho constitucional le correspondía exclusivamente al psicólogo Jaime Hernández por aquellos días, de tal suerte que, cuando muy a su personalísimo estilo Julián Ricalde dejaba sobre el escritorio del presidente municipal de ese momento sus “sugerencias” o peticiones concretas, relacionadas con el manejo de los recursos financieros, llámese pagar o dejar de pagar a ciertos proveedores específicos, donde el interés personal de las comisiones económicas estaba de por medio y otro tipo de erogaciones estratégicas que favorecieran los proyectos y ambiciones personales, que no públicas de Julián  y como respuesta Jaime Hernández decidía tomar sus propias decisiones que por derecho le correspondían y no acatar los propósitos de Julián Ricalde, se desencadenaban una serie de desencuentros, discusiones y amenazas, que sistemáticamente terminaban con la intención de recluir tras las rejas al presidente saliente y su cercano círculo de colaboradores.  
Cansados de la intromisión laboral, de los acosos y amenazas de Julián Ricalde; Jaime Hernández decide preparar su seguro de inmunidad, en este caso queda mejor impunidad, y le tienden la manida trampa de entregarle dinero en efectivo mientras filmaban estos hechos que para Julián Ricalde inocentemente chamaqueado, pensaba ocurrían en la privacidad de las complicidades y en la intimidad de las corrupciones recíprocas.

Ciertamente desde hace mucho tiempo esta filmación era del dominio público, por mi parte muchos de mis amigos y yo, la habíamos visto desde un Smartphone de uno de los proveedores del ayuntamiento, sin que éste nos revelara por evidentes razones su fuente de información, situación que después volvimos a ver en Tulum con personalidades empresariales de ese municipio. No obstante la circunstancia que fuese un hecho realizado hace un par de años, en modo alguno suprime o invalida el descaro y la corrupción de este par de políticos perredistas, ya que ninguno de los dos ha podido dar las explicaciones con gallardía, sentido común, valor civil y con vergüenza para aceptar y reconocer sus responsabilidades en estos reprobables hechos.

He escuchado a Julián Ricalde mentir públicamente en la radio y televisión nacional y en las del estado, expresando en algunas radiodifusoras cifras diferentes del dinero recibido, ha dicho: 500 mil, 300 mil pesos, 200 mil. También a dicho 150 mil y hasta se ha dado el lujo de decir que no recuerda la cifra exacta cuando se le cuestionó en “enfoque radio” la emisora del estado, donde aprovechó para llamar borracho y manipulador a su conductor y recordarle públicamente que no se le olvidara que como presidente municipal, él le había dado dinero para las componendas de rigor.

Lo cierto es que claramente se aprecian en el video del escándalo, tres paquetes atados con ligas como de aproximadamente 40 cms.  de espesor, conformados por fajillas bancarias de 100 billetes de 500 pesos, en los que con toda objetividad pueden presumirse  que si pueden estar juntas en cada paquete 20 de estas fajillas, por lo que en cada uno de los tres  paquete se estaría aglutinando sin ningún problema un millón de pesos, más allá de las afirmaciones desesperadas por menoscabar su trascendencia y cuantía, como si la honorabilidad y probidad de los servidores públicos se midiera en términos cuantitativos en vez de cualitativos; tan sinvergüenzas son Bejaranos, Ahumadas, Zhenli Ye Gon, Granier, Sainz Pineda, Romero Deschamps, Elba Esther, etc. como los son el par de celebridades nacionales del You Tube de esta historia, que están imposibilitados, como todos los anteriores, para justificar el manejo de los recursos públicos con beneficios personales para ellos y sus familias.

Las limitaciones argumentativas son tan ridículas, absurdas y pobres en el caso del Lic. Ricalde Magaña, que llaman poderosamente la atención en virtud de que le era reconocida su habilidad política entre propios y extraños, por su larga experiencia dentro del servicio público y por su formación profesional de abogado y maestro de La Salle de esta carrera.

A pesar de ello, no le tiembla la voz cuando afirma que no cometió ningún delito, porque no era funcionario público por esas fechas y por ende estaba exento de responsabilidades; de manera que ser presidente municipal  electo del municipio, con constancia de mayoría ya emitida a su nombre, no le representaba según su juicio personal, ningún compromiso con los más de 800 mil ciudadanos que habitamos estos lares, quizá porque de esos, solo un poco mas de 80 mil votaron por él, de manera que hay que recordarle al Lic. Ricalde Magaña que los ciudadanos cancunenses no lo veíamos como presidente de la Asociación de Charros o del Club de Yates, deportes por los que tiene una manifiesta debilidad, ni de la liga de Beisbol, Rotarios, Leones, de La Vela Perpetua o cualquiera otra asociación civil;  si no justamente del municipio que ha sido descaradamente expoliado desde hace más de 6 años por una camarilla de servidores públicos corruptos e incompetentes.

Si Julián Ricalde no se sentía como servidor público, por qué razón interfería constante y sistemáticamente en el acontecer de la administración pública que le precedió, si se sentía tan ajeno a estas obligaciones, con qué investidura, o en calidad de qué gracia recibía el dinero que irresponsablemente le entregaba el inefable Jaime Hernández, ¿por qué entonces en un gesto de quintanarroense bien nacido, no rechazó el dinero que se le ofrecía?

De que transición habla o se refiere Julián Ricalde Magaña, para que tenga derecho de recibir dineros públicos arbitrariamente y sin la justificación legal que corresponde?
Acaso como ciudadano oriundo del estado y con larga carrera dentro del servicio público, no ha sabido que nunca se le han dado recursos públicos oficialmente de un presidente municipal a otro?, el Contador Cardín no le asignó ese tipo de recursos al ingeniero Rafael Lara y el ingeniero Lara tampoco le otorgó recursos a la Profesora Magaly Achach cuando lo sucedió en la administración, como tampoco ella se los otorgó al MVZ. Juan Ignacio García Zalvidea llegado el momento, y de la misma manera el famoso Chacho no financió la socorrida “transición” a Carlos Canabal, y éste a Francisco Alor, ni Alor a Gregorio Sánchez, tendríamos que preguntarle al abogado Ricalde y al psicólogo Hernández cuando se inauguró ese modelo económico de financiamiento y quien autorizó que se manosearan los recursos de los benitojuarenses con esa finalidad.

Porque en todo caso, el recurso público salido para actividades públicas y oficialmente reconocidas como legales, debió haber salido en cheque nominativo para abono a una cuenta específica y justificarse con documentos comprobatorios con los requisitos fiscales exigidos para estos fines, documentos que a la postre terminan integrando la cuenta pública municipal de la administración 2008-2011 Así de simple y llano.

Nada de ello pareció importarle o pesarle en la conciencia  a este par de siniestros personajes, porque a todas luces estaban fraguando conjuntamente el saqueo a las arcas públicas, y es evidente que no era la primera vez que estas deleznables circunstancias ocurrían, porque lo ejecutan con la mayor naturalidad y con la convicción de ser sus personales derechos.
Andar hoy día de micrófono en micrófono exhibiendo sus vergüenzas y cada uno con sus personales versiones, patéticas y contradictorias, no hablan más de las miserias de sus respectivas condiciones humanas, y de su incapacidad para desempeñarse en el futuro con legitimidad y reconocimiento público.

Pero la peor cobardía corrió a cargo del pusilánime Jaime Hernández, quien de manera pueril y desvergonzada acusó sin pruebas a la señora Muza Simón de haber ordenado que se otorgara como extorsión esos dineros, tratando a quienes se dejen como menores de edad e incapacitados para no entender las verdaderas intenciones de cada uno de ellos, triste, muy triste papel realizado para el género que representan, quedaron conceptualizados como “Princesos” ese nuevo apelativo muy socorrido en las redes sociales, que se utiliza cuando se acredita la condición de anorquidia en los varones.
En contraparte la señora Latife Muza les dio una muestra de valor y gallardía y llamó sin tapujos a las cosas por su nombre, de frente y con las convicciones por delante, bien por ella y lástima por sus correligionarios.

Caribe Mexicano /Junio del 2013

@watane1

No hay comentarios:

Publicar un comentario