martes, 17 de septiembre de 2013

24.


24.

Para: Tefa, Raúl, Jalil, Mau y Beto.

Por: Félix Justiniano Ferráez


No tiene que ver con la famosa serie de televisión estadunidense; 24 es el número de jóvenes bachilleres generación 2004-2007  que egresaron del Instituto Cumbres de Chetumal bajo el auspicio del Bachillerato Anáhuac. Son 24 promesas como cada una de las horas del día, 24 hijos de Quintana Roo que se aprestan a dar el gran paso de sus vidas y empezar una etapa universitaria, 24 futuros profesionistas que habrán de enriquecer la vida del  Estado con sus conocimientos y sus ideales.
Fue muy emotivo compartir con mis amigos queridos, la ceremonia donde desfilaron cada uno de estos jóvenes y recibieron sus diplomas de bachilleres, entre los que se encontraba mi hijo José Alberto, ahí vimos como cada uno de ellos armándose de valor y tomando al “micrófono por los cuernos” dirigieron unas palabras a la concurrencia, a sus maestros y a sus orgullosos padres, venciendo el pánico escénico que es muy natural en estos casos, ahí también descubrimos  sin que lo supiéramos previamente, que somos una gran familia todos los ahí reunidos, cada uno de ellos que me saludó me llamaba “tío” como a cada uno de los papás de sus compañeros le llamaba mi propio hijo, de manera que compartí la mesa con mi “primo” Roberto Carrillo Regil, mejor conocido como “tío yunque” cerca de mi y al final saludé a mi primo Abraham Andrés y también a mi primo el diputado Eduardo Espinoza Abuxapqui, etc., por señalar sólo algunos de mis “parientes” que estábamos disfrutando el evento de nuestros muchachos.
Es particular el caso de 3 de ellos, Estefanía Asencio González, Mauricio Andrés Briceño y mi hijo Beto que desde el kínder vienen estudiando juntos, es decir, han pasado ellos tres, 15 años de su corta vida como compañeros de clases, quizá por eso cuando le tocó el turno de tomar la palabra a mi Beto y agradeció a Dios por su escuela, sus amigos, y “su familia que estaba ahí”, lo hizo con el conocimiento que mis amigos de toda la vida: Jean Baptiste, Julio Antonio, Jorge Antonio, Dolores, Marcela, sus hermanos y sus dos abuelos, estaban justamente “ahí” por mérito propio, por el cariño que le tienen y porque han estado en todos los momentos importantes de nuestras vidas, pero el momento  más emotivo fue cuando rebasado por la emoción se le asomó el corazón por los ojos en forma de lágrimas y con la voz entrecortada le rindió tributo a la amistad de todos sus compañeros, ahí les dijo que esperaba verlos a todos nuevamente como profesionistas, que no era un adiós, si no un hasta luego, le reitero su amor filial a su hermanita “Tefa” como le llaman todos cariñosamente a la bella Estefanía, que heredó la elegante belleza de su madre Luz María González de Asencio, entre aplausos, cariñosas palmadas y palabras afectuosas sacaron al Beto del apuro. Algo parecido le ocurrió a Jalil Espinoza cuando le llegó el turno de reconocer y agradecer a sus padres, poco a poco le ganaba la emoción y se le quebraba la voz, su orgulloso padre atento y emocionado veía el coraje de Jalil para salir gallardamente de su compromiso, lo que logró de manera magistral, previamente otro joven había dado unas muestras de valor y  coraje excepcionales para enfrentar sus nerviosismo y superar el momento con gallardía, me refiero a “Mau” como le llaman todos a Mauricio Andrés Briceño.Cada uno de ellos con sus palabras, con sus pensamientos, con sus sentimientos, expresaron su agradecimiento, ahí vi pasar con aplomo a Ernesto Balcázar, Ermilo Dorantes,  Raúl Carrillo “dady yunque” cariñosamente llamado, Karlita Parra, Tefa Asencio, Juan José Becerril, Ana Karen Baeza, por señalar sólo algunos de ellas y ellos que nos regalaron una gran noche. Hoy  estos pundonorosos jóvenes reciben con el diploma de Bachilleres, la mayoría de edad, reciben también la confianza de sus padres por el nuevo esfuerzo que deben de realizar en la nueva etapa que enfrentan, ser bachiller-decía el inolvidable periodista Manuel Buendía- es ser aprendiz de todo y oficial de nada; es un peldaño de la escalera al triunfo –digo yo- deben persistir en la disciplina, el empeño, la vocación o el llamado interno, el rigor estudiantil, cada una de esas cosas que son un eslabón de la larga cadena al éxito.
 Tienen el deber de poner muy en alto su querido colegio Cumbres, una escuela no es la mejor por tener las mejores instalaciones o los mejores maestros, la mejor biblioteca o la mejor administración, lo es justamente por la clase y la calidad de los alumnos que egresan de ella, no olviden jóvenes bachilleres, que hay otros centro escolares que preparan a jóvenes estudiantes preparatorianos, con las mismas capacidades y aspiraciones que ustedes, con el mismo derecho a oportunidades, con los mismos sueños y con padres como nosotros que sólo esperamos lo mejor de ustedes. Magda y yo tenemos ya al segundo bachiller de la familia y lo disfrutamos tanto como el primero y aún nos falta un tercero, otros padres son primerizos en estas lides, pero todos compartimos las mismas emociones e  intenciones, queremos que vuelvan, no precisamente a nosotros, si no a México, a Quintana Roo, a devolverle algo de lo mucho que han recibido de este grandioso país, de este generoso Estado, que como generación de relevo lleguen a mejorar el mundo que le estamos entregando, el país como la escuela, vale por los ciudadanos que lo conforman, por gente comprometida con las causas nobles, con los pies sobre la tierra, con valores superiores, capaces de resistir las tentaciones del dinero fácil y mal habido, refractarios al halago y a la palabra lisonjera, si así fuese cualquiera que sea su posición, entonces el Instituto Cumbres y nosotros sus padres sabremos que el 15 de Junio vimos egresar a los mejores 24 Bachilleres del mundo. Felicidades a todos.

Caribe Mexicano/Junio del 2007.

@watane1

No hay comentarios:

Publicar un comentario