24.
Para: Tefa, Raúl,
Jalil, Mau y Beto.
Por: Félix
Justiniano Ferráez
No tiene que ver con la famosa serie de
televisión estadunidense; 24 es el número de jóvenes bachilleres generación
2004-2007 que egresaron del Instituto
Cumbres de Chetumal bajo el auspicio del Bachillerato Anáhuac. Son 24 promesas
como cada una de las horas del día, 24 hijos de Quintana Roo que se aprestan a
dar el gran paso de sus vidas y empezar una etapa universitaria, 24 futuros
profesionistas que habrán de enriquecer la vida del Estado con sus conocimientos y sus ideales.
Fue muy emotivo compartir con mis amigos
queridos, la ceremonia donde desfilaron cada uno de estos jóvenes y recibieron
sus diplomas de bachilleres, entre los que se encontraba mi hijo José Alberto,
ahí vimos como cada uno de ellos armándose de valor y tomando al “micrófono por
los cuernos” dirigieron unas palabras a la concurrencia, a sus maestros y a sus
orgullosos padres, venciendo el pánico escénico que es muy natural en estos
casos, ahí también descubrimos sin que
lo supiéramos previamente, que somos una gran familia todos los ahí reunidos,
cada uno de ellos que me saludó me llamaba “tío” como a cada uno de los papás
de sus compañeros le llamaba mi propio hijo, de manera que compartí la mesa con
mi “primo” Roberto Carrillo Regil, mejor conocido como “tío yunque” cerca de mi
y al final saludé a mi primo Abraham Andrés y también a mi primo el diputado
Eduardo Espinoza Abuxapqui, etc., por señalar sólo algunos de mis “parientes”
que estábamos disfrutando el evento de nuestros muchachos.
Es particular el caso de 3 de ellos, Estefanía
Asencio González, Mauricio Andrés Briceño y mi hijo Beto que desde el kínder
vienen estudiando juntos, es decir, han pasado ellos tres, 15 años de su corta
vida como compañeros de clases, quizá por eso cuando le tocó el turno de tomar
la palabra a mi Beto y agradeció a Dios por su escuela, sus amigos, y “su
familia que estaba ahí”, lo hizo con el conocimiento que mis amigos de toda la
vida: Jean Baptiste, Julio Antonio, Jorge Antonio, Dolores, Marcela, sus
hermanos y sus dos abuelos, estaban justamente “ahí” por mérito propio, por el
cariño que le tienen y porque han estado en todos los momentos importantes de
nuestras vidas, pero el momento más
emotivo fue cuando rebasado por la emoción se le asomó el corazón por los ojos
en forma de lágrimas y con la voz entrecortada le rindió tributo a la amistad
de todos sus compañeros, ahí les dijo que esperaba verlos a todos nuevamente
como profesionistas, que no era un adiós, si no un hasta luego, le reitero su
amor filial a su hermanita “Tefa” como le llaman todos cariñosamente a la bella
Estefanía, que heredó la elegante belleza de su madre Luz María González de
Asencio, entre aplausos, cariñosas palmadas y palabras afectuosas sacaron al
Beto del apuro. Algo parecido le ocurrió a Jalil Espinoza cuando le llegó el
turno de reconocer y agradecer a sus padres, poco a poco le ganaba la emoción y
se le quebraba la voz, su orgulloso padre atento y emocionado veía el coraje de
Jalil para salir gallardamente de su compromiso, lo que logró de manera
magistral, previamente otro joven había dado unas muestras de valor y coraje excepcionales para enfrentar sus
nerviosismo y superar el momento con gallardía, me refiero a “Mau” como le llaman
todos a Mauricio Andrés Briceño.Cada uno de ellos con sus palabras, con sus
pensamientos, con sus sentimientos, expresaron su agradecimiento, ahí vi pasar
con aplomo a Ernesto Balcázar, Ermilo Dorantes, Raúl Carrillo “dady yunque” cariñosamente
llamado, Karlita Parra, Tefa Asencio, Juan José Becerril, Ana Karen Baeza, por
señalar sólo algunos de ellas y ellos que nos regalaron una gran noche.
Hoy estos pundonorosos jóvenes reciben
con el diploma de Bachilleres, la mayoría de edad, reciben también la confianza
de sus padres por el nuevo esfuerzo que deben de realizar en la nueva etapa que
enfrentan, ser bachiller-decía el inolvidable periodista Manuel Buendía- es ser
aprendiz de todo y oficial de nada; es un peldaño de la escalera al triunfo
–digo yo- deben persistir en la disciplina, el empeño, la vocación o el llamado
interno, el rigor estudiantil, cada una de esas cosas que son un eslabón de la
larga cadena al éxito.
Tienen el
deber de poner muy en alto su querido colegio Cumbres, una escuela no es la
mejor por tener las mejores instalaciones o los mejores maestros, la mejor
biblioteca o la mejor administración, lo es justamente por la clase y la
calidad de los alumnos que egresan de ella, no olviden jóvenes bachilleres, que
hay otros centro escolares que preparan a jóvenes estudiantes preparatorianos,
con las mismas capacidades y aspiraciones que ustedes, con el mismo derecho a
oportunidades, con los mismos sueños y con padres como nosotros que sólo
esperamos lo mejor de ustedes. Magda y yo tenemos ya al segundo bachiller de la
familia y lo disfrutamos tanto como el primero y aún nos falta un tercero,
otros padres son primerizos en estas lides, pero todos compartimos las mismas
emociones e intenciones, queremos que
vuelvan, no precisamente a nosotros, si no a México, a Quintana Roo, a
devolverle algo de lo mucho que han recibido de este grandioso país, de este
generoso Estado, que como generación de relevo lleguen a mejorar el mundo que
le estamos entregando, el país como la escuela, vale por los ciudadanos que lo
conforman, por gente comprometida con las causas nobles, con los pies sobre la
tierra, con valores superiores, capaces de resistir las tentaciones del dinero
fácil y mal habido, refractarios al halago y a la palabra lisonjera, si así
fuese cualquiera que sea su posición, entonces el Instituto Cumbres y nosotros
sus padres sabremos que el 15 de Junio vimos egresar a los mejores 24
Bachilleres del mundo. Felicidades a todos.
Caribe
Mexicano/Junio del 2007.
@watane1
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