El rey Midas vs Alí Ba Ba.
Por Félix Justiniano Ferráez
Eran
los tiempos de la presidencia de Miguel de la Madrid y en una reunión de
trabajo en Washington el periodista estadunidense Jack Anderson ganador de un
Pulitzer, publicó una nota haciendo
referencia que México era una fábrica de ex presidentes multimillonarios. Esta
afirmación irritó las sensibilidades políticas mexicanas y empezaron a rasgarse
las vestiduras los miembros del Senado y del Congreso Mexicano, exigiendo al
Departamento de Estado Norte Americano que enviase una disculpa al Gobierno de México
y que obligaran a desdecirse al periodista en cuestión.
Anderson
era en ese momento y lo fue toda su vida, uno de los periodistas mas leídos y
respetados de Estados Unidos, por su valiente y bien documentada lucha contra
la corrupción de los políticos,
principalmente los de su país, de manera que las autoridades norteamericanas le
dijeron a los ingenuos políticos mexicanos, que el Departamento de Estado o el
Gobierno Estadunidense sólo podría disculparse oficialmente de las
declaraciones realizadas por ellos mismos y que se pudiera acreditar que habían
roto el protocolo establecido o afectado de alguna manera las buenas relaciones
entre ambos países.
Por
lo demás las afirmaciones o artículos suscritos por Jackson Northman Anderson,
su verdadero nombre, eran de su exclusiva responsabilidad y tendría que
responder ante las leyes norteamericanas en caso de que el Gobierno Mexicano o
ciudadano mexicano, se sintiesen difamados o agraviados por los artículos de
ese periodista, ya que no era práctica o
costumbre intervenir o presionar a periodistas para que escribieran o dejaran
de escribir determinado tema.
En
síntesis le estaban diciendo al Senado y al Congreso de México que allí no hay
línea del gobierno hacia la prensa y el que se sienta aludido, que demande y
los tribunales se harán cargo del asunto. Como debe de ser en cualquier
democracia.
Como
nota al margen hay que decir que la columna de Anderson se llamaba “Tiovivo de
Washington” se publicaba en cerca de mil periódicos estadunidenses y contaba
con 45 millones de lectores potenciales por columna publicada. Un verdadero
fenómeno del periodismo de investigación.
Está
de sobra informar que el Gobierno de México hizo un gracioso mutis al respecto
y jamás presentó denuncia alguna en suelo de Norteamérica por este caso, el que
si publicó nuevamente fue Jack Anderson
y lo hizo exhibiendo los números de cuenta en bancos suizos de algunos ex
presidentes e inclusive las últimas fichas de depósitos por varios millones de
dólares realizadas a una cuenta a nombre de Miguel de La Madrid Hurtado también en
Suiza.
Y
el gobierno de la Renovación Moral de la Sociedad quedó exhibido como corrupto
y cómplice de sus antecesores. Fin de este asunto.
Recientemente
un conocido semanario cancunense exhibió públicamente que el Gobierno Municipal
es una fábrica de funcionarios millonarios y dueños de propiedades más allá de
sus posibilidades económicas reales.
Inició la vergonzosa pasarela el Tesorero
Municipal Carlos Trigo Perdomo quien de
ser un gris empleado bancario de HSBC, pasó a ser un servidor público y
propietario de casas en exclusivas zonas residenciales en Playa del Carmen y en
Cancún, carros de lujo y una vida sin complicaciones económicas, propiedades
que en su conjunto suman una escandalosa suma de decenas de millones de pesos,
la última adquisición fue exhibida en Residencial Campestre con un valor cercano
al millón de dólares.
Carlos Trigo por si el lector no lo recuerda
siendo aún empleado bancario, le pagó a Carlos Canabal de pésima y corrupta
actuación, unos cheques de caja del ayuntamiento que ascendían al millón de
pesos, pero que fueron cobrados y pagados en plena administración de otra
fichita llamada Francisco Alor Quesada. ¿De a cómo fue el agradecimiento que
recibió por este timo a la sociedad cancunense?
Este
simple hecho imposibilitaba al señor Trigo a incorporarse al servicio público,
pero le funcionó precisamente al revés.
La
suerte le cambió en muy poco tiempo y hoy dueño de una nada despreciable fortuna
construida en los juegos perversos del poder, el señor Trigo aseguró con dinero
sucio el futuro de sus hijos, los educa con dinero mal habido y con ese mismo
dinero mal habido los alimenta, van a la escuela sin saber que su padre es cuestionado y criticado
por hechos de dudosa honorabilidad en su desempeño público, interactúan con
vecinos, maestros y compañeros de clases, ignorantes de la pobre opinión que se
emite de su progenitor.
En
la escuela seguramente aprenderán a sancionar actos como los que realiza su
padre para elevar su estrato social y a juzgar lapidariamente la corrupción,
como la que le ha permitido amansar su criticada y personal fortuna; ¿no le
resultará paradójico al señor Trigo exigirle buenas calificaciones y mejor
conducta sus hijos, en tanto el camina y se enriquece al margen de la
honorabilidad y la honradez?
Realmente
el señor Trigo está más solo que encerrado en las cuatro paredes de su oficina,
está más sólo que eso, porque no tiene amigos, acaso cómplices y subordinados,
que a sus espaldas lo exhiben como corrupto e incompetente. Lo tratan pero no
lo aceptan, lo saludan pero lo censuran, lo escuchan pero se mofan, y así pasa
los días, más rico y más sólo, mas despreciado por su dinero sucio.
Otro
afortunado millonario de esta horneada de corruptos con que nos surtió el
gobierno municipal, se llama Daniel Adrián Romero Gómez, esa maquinita de hacer
dinero sobre la base de la extorsión y de proferir estupideces sin ton ni son,
ignorante y por ende impreparado para la función de servir a su comunidad, este
atípico personaje, pasó de ser un vulgar coyote a un nuevo riquillo, de esos
que proliferan en la administración del cambio.
Exhibido
reiteradamente por la prensa local como vulgar extorsionador, prepotente,
corrupto, ignorante y otros señalamientos, el señor Romero ya se ostenta con
varias propiedades en exclusivos fraccionamientos de la Ciudad, autos de
importación y como nuevo riquillo sus hijos salieron de las escuelas públicas
para ser incrustados en el Instituto Cumbres, como si al cambiarlos de escuela,
les cambiara el apellido y con ello la vergüenza de ser hijos de quien son.
Insubordinado
del tesorero Trigo, estos dos empleados municipales viven despreciándose
mutuamente, ambos se acusan de corruptos e intransigentes, los dos chilangos se
vituperan recíprocamente y cada uno ve la paja en el ojo del de enfrente,
porque son incapaces de ver la viga en el propio.
Están
imposibilitados también de entender que cada uno es reflejo de si mismo, que
despreciar al de enfrente es censurar sus propios desatinos, escupir sus
desacuerdos se reduce a una expectoración frente a su propio espejo, que son
uno y lo mismo, tal para la cual, gemelos del alma, corruptos por esencia y los
más parecido a lo que la sociedad censura y desprecia, dentro de sus
diferencias mutuas están más unidos que nunca.
Lo
más triste de toda esta triste situación, es que las autoridades que deben
intervenir en ambas situaciones, llámese Cabildo, Presidente Municipal,
Síndico, Contralor, no les genera el menor interés por investigar el origen de
esas fortunas y la forma de adquisición de esas propiedades, lo decepcionante,
una vez más, es que quienes prometieron cumplir y hacer cumplir las leyes que
nos rigen, de nueva cuenta le dan la espalda a la sociedad y se convierten en
cómplices a modo de este par de desvergonzados corruptos.
Caribe
Mexicano/ 2009.
@watane1
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