martes, 17 de septiembre de 2013

Canabalor


Canabalor.

                                                       Por: Félix Justiniano Ferráez.

Cuando la coexistencia entre dos organismos vivientes se realiza se dice que existe una dependencia de índole simbiótica, esta situación es frecuente en los reinos vegetal y  animal, por ahí están las Rémoras que viven a expensas de los voraces depredadores marinos como el Tiburón o las bellas Orquídeas que crecen entre las ramas de los grandes árboles.
Esta dependencia permite la continuidad de algunas especies menores con la complacencia del organismo anfitrión, que comúnmente es el más resistente y quien provee los nutrientes al organismo huésped.

Hay que dejar establecido que estas “sociedades” no siempre se realizan de común acuerdo, si no por el interés y la necesidad de supervivencia del más débil, quien amplia su capacidad de subsistencia utilizando los recursos nutricionales de su anfitrión; de manera que por esta misma característica son conocidos científicamente como parásitos, palabra de origen griego que viene de las raíces: para -junto a-  y citos -célula-  y esta definición alcanza a también a otros organismos vivos como los hongos, gusanos intestinales (platelmintos)  etc.

Es conveniente destacar que existen 3 clases de simbiosis  conocidas como: Parasitismo, Mutualismo y Comensalismo y de estas tres me voy a referir de forma exclusiva a la segunda, para no aburrirlos y porque es la que mas se asemeja al caso que nos ocupa; ya que es la asociación que resulta ventajosa y a menudo necesaria para uno o ambos organismos, en virtud que no es dañina pero si conveniente para los dos. El ejemplo mas ilustrativo de esta sociedad es el que celebra la anémona de mar y el cangrejo ermitaño, cuyas subsistencias dependen de su sociedad, ya que el cangrejo ermitaño le brinda libre desplazamiento a la anémona y ésta a su vez, le proporciona protección con sus tentáculos venenosos.    
El  ilustrativo nombre que da origen a esta columna, como ya lo habrá podido imaginar mi amable lector, se debe a la fusión de los apellidos de dos políticos que en diferentes fechas han gobernado o pretendido gobernar a este municipio, y que han hecho de su impune mutualismo simbiótico una forma de enriquecerse a costillas del erario, pero también un verdadero agravio a los mas de 800 mil ciudadanos que día a día tenemos que vivir con las consecuencias de sus inmorales actos de corrupción; esta perniciosa sociedad que ya pasa de la simbiosis a la complicidad, nos lleva del pasmo a la vergüenza, del asombro a la indignación, de la ira a la reflexión y es aquí donde siendo lugar común de la memoria colectiva, se agolpan en la memoria las promesas de campaña de Francisco Alor Quesada (FAQ) y las subsecuentes declaraciones que él y muchos de sus funcionarios repitieron hasta el cansancio cuando erigiéndose en paladines de la justicia social, se desgarraban las vestiduras y nos prometían el oro y el moro con el encarcelamiento de los pillos que depredaron las arcas municipales, gavillas que fueron comandadas en diferentes etapas por Juan Ignacio García Zalvidea (JIGZ) y el espurio Carlos Canabal Ruiz (CCR)

Quien no recuerda a FAQ manifestando que ya tenía lista la demanda penal en contra del espurio CCR por los recursos que desvío y que debieron haber servido para concluir el famoso Teatro de la Ciudad y que según otro par de angelitos incompetentes llamados Alonso Alonzo Rodríguez y Gaspar Buenfil Caballero, Contralor y Director Jurídico respectivamente, hablaban de 7 millones de pesos desviados y que las demandas estaban listas y a punto de ser presentadas; pues bien, hay que decirles a ese ignominioso trío que ya llevan dos años y medio haciendo un vergonzoso mutis al respecto pero que eso si, cobrando puntualmente sus jugosas sinecuras quincena a quincena. En caso de que no lo hayan percibido, ese fraude debió haberse perpretado con la complicidad del tesorero de aquellos tiempos Adrián López Farfán y del director de egresos Héctor Herrera Herrera; pero quien se atreve a levantar la mano y decir con un mínimo de claridad mental, con la ética profesional a que les compromete sus distintas profesiones, con la responsabilidad y probidad a  que la Ley de Servidores Públicos les obliga, ¿por qué ninguno de estos descarados y corruptos personajes está detenido y “gozan de “canabal” impunidad”? ¿Alguien puede dar la cara por la administración a la que pertenecen y aclarar los motivos que les permiten a estos señores que continúen como Juan por su casa y entre nosotros como si nada hubiese pasado?

Mientras tanto ahí se erige como muda protesta, inconcluso, abandonado, semidestruido, victima de la irresponsabilidad e insensibilidad de la autoridad municipal  y de la apatía de la sociedad, el Teatro de la Ciudad un inmueble que le ha costado a la sociedad Benitojuarense un poco más de 20 millones de pesos. Un recordatorio permanente del triste período Canabalor que mantendrá unidos a estos dos sui géneris personajes además  de la picaresca local, en conveniente complicidad. Mimetizados, como uno y lo mismo, como Viruta y Capulina, como Asterix y Obelix, como Popeye y Brutus,  como siameses políticos… como cangrejo ermitaño y anémona.
 ¿Usted que opina querido lector?

En entregas posteriores iremos desmenuzando y dando cuenta de los cambios de uso de suelo y las ilegales daciones de pago realizadas por la anémona canabal y consentidas por el cangrejo ermitaño alor.

Caribe Mexicano/ Septiembre de 2007.
@watane1


   

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