Apoyemos al edén.
Para:
Alejandro, Héctor y Francisco, 3 entrañables amigos tabasqueños.
Por: Félix Justiniano Ferráez
Son un millón de seres humanos –casi el equivalente
a la población de Cancún y Chetumal juntas- que claman, requieren, necesitan
con urgencia la solidaridad de los más de cien millones de mexicanos que somos;
un millón de personas que necesitan 3 millones de raciones de comidas diarias, un millón de gentes: ancianos, mujeres, niños,
jóvenes y hombres tabasqueños que esta catástrofe les robó todo, los sueños,
los anhelos y de paso las propiedades y pertenencias, todo sumergido en aguas
torrenciales, el 80% de ese hermoso Estado está bajo el agua y el futuro
inmediato no es nada halagüeño, los pronósticos meteorológicos son
desalentadores -seguirán las lluvias- Tabasco se reduce dramáticamente con cada
nueva precipitación pluvial, los refugios se cierran y abren intermitentemente
en función del avance de las incontrolables e indetenibles corrientes de agua;
su majestad El Grijalva orgullo de ese
laborioso pueblo es hoy su peor enemigo, desbordado y caudaloso va cobrando lo
suyo, destruyendo todo lo que encuentra a su paso, como potencialmente podrían
hacer los otros 24 ríos que integran la red fluvial tabasqueña, miles de vehículos
desaparecidos bajo el agua, 300 escuelas ya no existen lo mismo que un número
incalculable de hogares, hospitales y de centros de trabajos, no hay puntos de
referencia en ese dantesco lago en que la furia de la naturaleza convirtió a Tabasco;
un millón de personas no sólo con hambre y sed, si no con desolación absoluta
en los más profundo de sus almas, rostros con rictus de dolor, de impotencia,
de rabia incontenible, de desesperación, de desánimo, las lágrimas son el común
denominador en el rostro de mujeres y niños; pobladores del otrora pródigo
campo tabasqueño, nadan para llegar a algún lugar por encima del nivel del agua
para sobrevivir y poder ser rescatados, miles de cabezas de ganado
desaparecidas, esta fotografía se repite en cada uno de los municipios que están sumergidos en el agua por
los 16 ríos que ya rebasaron su cauce y que de forma paulatina van
desapareciendo al estado tabasqueño. Es dramático por decir lo menos lo que
están viviendo miles de gentes que desde hace 5 días sobreviven en las azoteas
de sus casas, 5 días con el sistema nervioso hecho trizas, 5 días con alteraciones en sus necesidades fisiológicas,
5 días a la intemperie sin poder
alimentarse ni poder descansar, 5 días de terror como si hubiesen naufragado en
medio del océano pero flotando sobre lo que apenas hace 10 días eran sus
hogares, con plena conciencia que el fruto de toda una vida de trabajo está
bajo sus pies tragado por el agua y ya
es irrecuperable, bajo esas aguas están millones de piezas de ropa, recuerdos,
documentos oficiales que acreditan la propiedad de lo que ya no tienen, miles
de estufas, refrigeradores, televisiones,
y todos esos enseres domésticos que vamos adquiriendo para hacer más
confortable nuestros propios y personales refugios para que sea más llevadero
nuestro tránsito en esto que Mario Benedetti
ha definido como el paréntesis que es la vida. Lugar donde los verdes se
amotinan decía el enorme poeta Carlos Pellicer para definir la belleza y exhuberancia
de la vegetación tabasqueña, hoy bajo las aguas; vamos a Tabasco que Tabasco es
un edén cantaba con enorme júbilo aquel inolvidable músico que pusiera de moda
el overol de mezclilla, el “tabasqueñísimo”
Chicoché. La tierra de Paco Solís autor de “Pocas como tú” y “Por qué
será” entre otras muchas canciones que recorrieron todo el país dando muestra
del romanticismo y sensibilidad de artistas tabasqueños, hombres empeñados en
que su estado fuese antes que nada motivo de orgullo y de identidad entre ellos.
Nacajuca, Balancán, Huimanguillo, La hermosísima Villahermosa, Cunduacán,
Tenosique, Zapata, Jonuta, Teapa, Jalpa de Méndez, Macuspana, etc. Por donde se le mire es tristeza y
desolación, el sentimiento de tragedia se multiplica un millón de veces y el
asombro y la solidaridad por 100 millones de mexicanos que con nuestra labor de
hormiga ayudaremos a resolver en lo posible a nuestros hermanos en desgracia,
porque nada, ni nadie podrá devolverle a cada uno de esos tabasqueños la
certeza de que esto no volverá a pasar, la reciedumbre de ese pueblo es digna
de elogio y admiración, su fortaleza y entereza para sobreponerse a esta
calamidad no tiene parangón ni medida, pero el fantasma de la incertidumbre se
quedará por siempre entre ellos y marcará a las generaciones futuras de
tabasqueños; hoy con esta desgracia ha nacido el hito referente de la
inundación y el Grijalva y el Usumacinta serán el permanente recordatorio de lo
que nunca podrá olvidarse.
Para tratar de entender la magnitud del riesgo de
este pandemoniun baste considerar que las presas de Peñitas y Mal Paso en los
últimos 10 días han capturado y retenido por las lluvias el equivalente a 230
millones de metros cúbicos de agua, que es igual a lo que consumen 20 millones
de habitantes en el DF durante todo un año, de no existir estas presas
indudablemente estaríamos hablando de una catástrofe de incalculables
proporciones, la situación es tal, que la presa Peñitas ubicada al norte de
Chiapas -también viviendo su propio drama- su límite de resistencia es acosado
de forma persistente por este enorme aluvión, que requiere desfogar
constantemente caudales del orden de 1500 metros cúbicos
por segundo para no estallar, paralelamente el otro gran río, El Usumacinta
remite e incrementa el torrencial a 4500 metros cúbicos
por segundo, si este inédito panorama no cesa, no habrá forma de enfrentar este
cataclismo hidráulico que cambió la geografía tabasqueña, considérese que tan
sólo en la Universidad Benito Juárez de Tabasco, convertida no en “Alma Mater”
si no en “Mater Admirabilis” pueden haber refugiadas cerca de 100 mil personas;
que pasaría si también desaparece bajo las aguas este complejo universitario y el número total de personas damnificadas
pasara de un millón a dos millones, si las carreteras terminan por ser
destruidas y el aeropuerto cerrado por inundación, lo cuál es perfectamente
viable si no cambian las condiciones meteorológicas. Por ello mismo estamos
obligados en conciencia a colaborar y es
impostergable proporcionar toda
la ayuda posible para que sea clasificada, organizada y canalizada con celeridad
antes que sea demasiado tarde, Quintana Roo sabe lo que es recibir ayuda
irrestricta y copiosa en sus recientes calamidades, por agradecimiento, por
solidaridad, por convicción, por humanidad, ¡apoyemos al edén!.
Caribe Mexicano/Noviembre del 2007.
@watane1
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