Jean Françoise y Carlos Jesús.
Por Félix Justiniano Ferráez
Para Marcela y Lourdes,
Sus orgullosas madres.
Son dos apuestos jóvenes
que hoy concluyen el bachillerato para orgullo y satisfacción de sus padres y
de algún agregado familiar como el de esta columna; comparto con Mankañá y
Santiago mis compadres del alma, que en un descuido mío dejaron de serlo para
convertirse en hermanos de adopción; la íntima satisfacción de ver que sus
muchachos están hechos a imagen y semejanza de ellos.
Jean Francois es esa mezcla poco común por acá, de
sangre africana (senegalesa para mas señas) y mexicana; ha heredado lo mejor de
sus padres: Honorabilidad, Disciplina, Amor y Respeto a sus orígenes y el
Conocimiento pleno de que el progreso personal, el confort y todos los
satisfactores, sólo pueden lograrse a base de esfuerzo propio y honrado y
siempre dentro de normas éticas y morales.
Lo conozco desde que nació, pues hace 25 años que sus
padres Marcela y Jean me han honrado con su amistad; compartió con mi hijo José
Alfredo el kinder, la primaria, la secundaria y un año de preparatoria en el
Instituto Cumbres; supe de sus esfuerzos, enfermedades, tropezones, bautizo,
primera comunión, cumpleaños, festivales escolares, mudanza de dientes y todas
esas experiencias que nos van llenando el corazón de recuerdos; hasta la
esperada llegada de las hormonas que lo llevaron a su 1.80 de estatura, a la
primera novia, y a todas esas fantasías que sólo los jóvenes pueden entender;
porque los “pasado de moda” que solemos ser algunos padres nos hace ver
intransigentes e intransitables.
A Carlitos lo conocí a través de la familia Manel
Aguilar en múltiples reuniones familiares en sus antiguos domicilios, y lo
recuerdo enfundado en su traje de béisbol de “pollo brujo” cuando andaba por la
primaria y siempre educado, servicial y generoso con todo el mundo, ha de ser
porque lleva sangre de Chihuahua y Sinaloa que es la que circula por sus
padres. También vi con cariño solidario todos sus logros y sus avances y como
fue despojándose de su actitud de niño para convertirse en el joven responsable
y estudioso que es hoy.
Jean y Carlangas han sabido valorar y corresponder al
esfuerzo, amor, responsabilidad y confianza que de manera ilimitada sus padres
le otorgaron; esos dos hombres de bien, el siempre caballeroso y solidario
Santiago Aguirre y el funcionario incansable y probo que es Jean Baptiste y dos
estupendas señoras, Doña Marcela y Doña Lourdes, panteras a la hora de cuidar y
proteger a sus cachorros.
Hoy concluye una fase para ellos, pero inicia la más
importante y decisiva de sus vidas, escoger y dedicarse a una carrera
universitaria, pero sobre todo concluirla para sumarse a una sociedad como la
nuestra, tan urgida de profesionistas aptos y honorables.
Quintana Roo; lo mismo que todo el país, necesita
gente de bien que ayude al cambio que tímidamente se está dando, el mundo
estaría mejor si sus líderes y gobernantes alguna vez fuesen capaces de aceptar
sus errores y entender que su mesianismo a lo único que conduce es al caos y al
desgobierno.
Este planeta
está harto de gentes como Sadam, pero también como Bush y Sharon, porque por
cada uno de ellos hay millones de Osama Bin Laden y otros tantos Yaser Arafat
pero un solo Karol Woytila para toda la humanidad.
La crisis mundial no es sólo económica, es
fundamentalmente de valores, por ello mismo, es grato y satisfactorio ver a
este par de jóvenes enfundarse su traje de bachilleres para enfrentarse a la
vida universitaria.
Espero a la vuelta de unos cuantos años verlos
vencedores, convertidos en profesionistas, tomar al mundo con sus manos y
sumarse con dignidad y tesón, con pasión y amor, con respeto y dedicación a las
causa que abracen, con la misma devoción que lo vienen haciendo sus padres
desde que los conozco.
¡Enhorabuena y mil felicidades!
Caribe Mexicano/Junio del 2004
@watane1
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