Hasta el último aliento.-
Para: Gerad
Manel Aguilar.
Donde quiera
que se encuentre.
Por: Félix Justiniano
Ferráez.
“Por sus frutos los conoceréis” se lee en el
evangelio según san Mateo del nuevo testamento;
esta bíblica sentencia da cuenta de lo que somos las personas en función de la
calidad o de la rectitud de nuestros actos fundamentalmente. Educar a un hijo
quizá sea la labor más trascendente y sagrada que tenemos como seres humanos quienes
gozamos de esa bendición.
Personalmente y
desde hace muchos años tengo el privilegio de conocer, querer, e identificarme con
Marcela y Jean padres de Gerard, que podría decir que nacieron conmigo, de
manera que de mi solo se podrán escuchar cosas bellas de ellos y mi reiterado
agradecimiento por la generosidad de su amistad; por ellos mis juicios se matizan desde el profundo
amor que les profeso a ambos y a sus hijos, pero afortunadamente no soy el
único, todas las personas que los conocen saben de la decencia de su conducta,
la honorabilidad en el desempeño de sus actos, la lealtad indeclinable hacia
sus principios y convicciones y su persistente idealismo en dejar al mundo
mejor de lo que lo encontraron.
Por ello nunca están solos y su casa es la casa de
todos sus amigos, que somos muchos y que de manera natural asistimos a ese su
hermoso refugio a buscar su amistad y sus consejos cuando los zarpazos de la
angustia, la desazón o la incertidumbre hacen mella en nosotros.
Fruto de esa amorosa unión, de esa hermosa complicidad
llegaron al mundo Jean Françoise y Gerard Michel sus hijos, dos jóvenes a
quienes conozco desde que nacieron y de los que fui viendo su crecimiento, su
metamorfosis, educados en la amorosa
disciplina impuesta por sus padres, jamás supe de gritos, golpes, chantajes o
amenazas a la que tan acostumbrado estamos algunos progenitores, crecieron en la
libertad y con pleno conocimiento de los deberes, las obligaciones, el respeto
y las responsabilidades, y ahí están sus actos hablando por ellos, fiel reflejo
de sus padres, idénticos a ellos, orgullosos portadores de su apellido y de sus
orígenes; una familia investida de ese
plumaje impermeable al lodo y a la miasma del pantano de las perversidades y
las manipulaciones, tal y como lo refiere gallardamente Díaz Mirón.
La saturación de los medios masivos de comunicación acapara
la atención nacional y polariza inductivamente las opiniones entre la misoginia
y el racismo, olvidándose de lo medular de este caso que es simple y llanamente
que prevalezca la verdad de los hechos ocurridos, colocando a cada uno de los
protagonistas en su verdadera dimensión y con sus correspondientes
consecuencias; en situaciones de este tipo lamentablemente la primera víctima es la verdad. Todo lo demás
es el Show business.
Es por demás vergonzoso ver las entrevistas de Carlos
Loret de Mola nieto de un ilustre homónimo nunca salido del closet, erigido en
juez supremo y autoridad ministerial exhibiendo su liliputismo mental y lo
retorcido de sus valores abyectamente puestas al servicio de su majestad “el rating.”
Corifeo inescrupuloso, Tartufo mediático, sólo puede
equipararse a sus iguales con quienes compite e identifica, la inefable Paty
Chapoy una pretenciosa carroñera mediática alimentada por los despojos de la
ignorancia colectiva y su propia anomia.
Y la lista es penosamente larga y deprimente, pero
también inaceptable y prescindible, este país y sus ciudadanos se merecen reconocimiento a su inteligencia colectiva y
respeto.
Respeto irrestricto de sus autoridades, convicción de
servicio, probidad en el actuar público, imparcialidad e inteligencia en las
decisiones y si lo matizan con independencia mental, esto se acabaría en un
santiamén.
Hoy un joven permanece recluido y otro prófugo, ambos temerosos de las represalias de la
procuración de justicia, que exhibida y acorralada por los medios informativos
por sus constantes desaciertos y corrupciones, adopta el papel de Pilatos y se
lava la cara y las manos públicamente con un caso ad hoc a sus intereses y
lanza a dos jóvenes al cadalso de lo absurdo y de lo inicuo.
Cuestionada desde años, la procuración de justicia en
este país y en el estado es cada vez menos creíble, pero más corrompible, menos
justa pero más manipulable, menos lo que
debe ser y más lo que nunca debiera.
Vestida con los oropeles de la corrupción y la
ineficiencia, la procuración de justicia se acicala su impunidad, se maquilla
de cinismo y baila al son del poderoso caballero, y ahí de giro en giro nos
muestra su impudicia y las y las infames prótesis que sostienen sus endebles
realidades.
En tanto recluidas en el sótano de la conveniencia se
quedan cual cenicientas, el rigor jurídico, la investigación imparcial y
meticulosa, la fundamentación y la motivación legal, y en consecuencia el
imperio de la ley se sepulta bajo el alud de intereses mezquinos, apadrinados
por el hada madrina de la connivencia.
Gerard: te conozco desde que habitabas en el seno de
tu madre, y supe de esa indescriptible felicidad que provocaste a tus padres y
a nosotros la otra familia que te adoptamos como propio cuando llegaste al
mundo real;
También vivimos con un dejo de nostalgia cuando
partiste a cumplir con tu destino a Brasil durante un año, y me formé en la
cola de los abrazos a tu añorado
regreso; conozco la transparencia de tus sentimientos y pensamientos, se de tu honorabilidad
y de la decencia de tu conducta, te abrazo con profundo amor cada 15 de
diciembre, en navidad y en el año nuevo, te miro con esa íntima satisfacción de
ver como bates tus alas e inicias tu propio vuelo, pero sobre todo muchacho
querido, estoy cierto de tu inocencia y de la gallarda lucha que desde tu lugar
y en soledad presentas.
Por todo ello Gerard querido quiero expresarte mi amor
y mi sentimiento solidario a ti y a tus padres, y me enorgullece expresarte que
cuentas conmigo incondicionalmente y hasta mi último aliento.-
23 de enero de 2011
Cancún, Quintana Roo.
@watane1
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