martes, 17 de septiembre de 2013

Hasta el último aliento.

Hasta el último aliento.-

Para: Gerad Manel Aguilar.
Donde quiera que se encuentre.

Por: Félix Justiniano Ferráez.


“Por sus frutos los conoceréis” se lee en el evangelio  según san Mateo del nuevo testamento; esta bíblica sentencia da cuenta de lo que somos las personas en función de la calidad o de la rectitud de nuestros actos fundamentalmente. Educar a un hijo quizá sea la labor más trascendente y sagrada que tenemos como seres humanos quienes gozamos de esa bendición.
Personalmente  y desde hace muchos años tengo el privilegio  de conocer, querer, e identificarme con Marcela y  Jean padres de Gerard,  que podría decir que nacieron conmigo, de manera que de mi solo se podrán escuchar cosas bellas de ellos y mi reiterado agradecimiento por la generosidad de su amistad;  por ellos mis juicios se matizan desde el profundo amor que les profeso a ambos y a sus hijos, pero afortunadamente no soy el único, todas las personas que los conocen saben de la decencia de su conducta, la honorabilidad en el desempeño de sus actos, la lealtad indeclinable hacia sus principios y convicciones y su persistente idealismo en dejar al mundo mejor de lo que lo encontraron.
Por ello nunca están solos y su casa es la casa de todos sus amigos, que somos muchos y que de manera natural asistimos a ese su hermoso refugio a buscar su amistad y sus consejos cuando los zarpazos de la angustia, la desazón o la incertidumbre hacen mella en nosotros.
Fruto de esa amorosa unión, de esa hermosa complicidad llegaron al mundo Jean Françoise y Gerard Michel sus hijos, dos jóvenes a quienes conozco desde que nacieron y de los que fui viendo su crecimiento, su metamorfosis,  educados en la amorosa disciplina impuesta por sus padres, jamás supe de gritos, golpes, chantajes o amenazas a la que tan acostumbrado estamos algunos progenitores, crecieron en la libertad y con pleno conocimiento de los deberes, las obligaciones, el respeto y las responsabilidades, y ahí están sus actos hablando por ellos, fiel reflejo de sus padres, idénticos a ellos, orgullosos portadores de su apellido y de sus orígenes;  una familia investida de ese plumaje impermeable al lodo y a la miasma del pantano de las perversidades y las manipulaciones, tal y como lo refiere gallardamente Díaz Mirón.
La saturación de los medios masivos de comunicación acapara la atención nacional y polariza inductivamente las opiniones entre la misoginia y el racismo, olvidándose de lo medular de este caso que es simple y llanamente que prevalezca la verdad de los hechos ocurridos, colocando a cada uno de los protagonistas en su verdadera dimensión y con sus correspondientes consecuencias; en situaciones de este tipo lamentablemente  la primera víctima es la verdad. Todo lo demás es el Show business.
Es por demás vergonzoso ver las entrevistas de Carlos Loret de Mola nieto de un ilustre homónimo nunca salido del closet, erigido en juez supremo y autoridad ministerial exhibiendo su liliputismo mental y lo retorcido de sus valores abyectamente puestas al servicio de su majestad “el rating.”
Corifeo inescrupuloso, Tartufo mediático, sólo puede equipararse a sus iguales con quienes compite e identifica, la inefable Paty Chapoy una pretenciosa carroñera mediática alimentada por los despojos de la ignorancia colectiva y su propia anomia.
Y la lista es penosamente larga y deprimente, pero también inaceptable y prescindible, este país y sus ciudadanos se merecen  reconocimiento a su inteligencia colectiva y respeto.
Respeto irrestricto de sus autoridades, convicción de servicio, probidad en el actuar público, imparcialidad e inteligencia en las decisiones y si lo matizan con independencia mental, esto se acabaría en un santiamén.
Hoy un joven permanece recluido y otro prófugo,  ambos temerosos de las represalias de la procuración de justicia, que exhibida y acorralada por los medios informativos por sus constantes desaciertos y corrupciones, adopta el papel de Pilatos y se lava la cara y las manos públicamente con un caso ad hoc a sus intereses y lanza a dos jóvenes al cadalso de lo absurdo y de lo inicuo.
Cuestionada desde años, la procuración de justicia en este país y en el estado es cada vez menos creíble, pero más corrompible, menos justa pero más manipulable,  menos lo que debe ser  y más lo que nunca debiera.
Vestida con los oropeles de la corrupción y la ineficiencia, la procuración de justicia se acicala su impunidad, se maquilla de cinismo y baila al son del poderoso caballero, y ahí de giro en giro nos muestra su impudicia y las y las infames prótesis que sostienen sus endebles realidades.
En tanto recluidas en el sótano de la conveniencia se quedan cual cenicientas, el rigor jurídico, la investigación imparcial y meticulosa, la fundamentación y la motivación legal, y en consecuencia el imperio de la ley se sepulta bajo el alud de intereses mezquinos, apadrinados por el hada madrina de la connivencia.
Gerard: te conozco desde que habitabas en el seno de tu madre, y supe de esa indescriptible felicidad que provocaste a tus padres y a nosotros la otra familia que te adoptamos como propio cuando llegaste al mundo real;
También vivimos con un dejo de nostalgia cuando partiste a cumplir con tu destino a Brasil durante un año, y me formé en la cola de los abrazos  a tu añorado regreso; conozco la transparencia de tus sentimientos y pensamientos, se de tu honorabilidad y de la decencia de tu conducta, te abrazo con profundo amor cada 15 de diciembre, en navidad y en el año nuevo, te miro con esa íntima satisfacción de ver como bates tus alas e inicias tu propio vuelo, pero sobre todo muchacho querido, estoy cierto de tu inocencia y de la gallarda lucha que desde tu lugar y en soledad presentas.
Por todo ello Gerard querido quiero expresarte mi amor y mi sentimiento solidario a ti y a tus padres, y me enorgullece expresarte que cuentas conmigo incondicionalmente y hasta mi último aliento.-

23 de enero de 2011
Cancún, Quintana Roo.

@watane1

No hay comentarios:

Publicar un comentario