Crónicas Palaciegas 1.
Félix
Justiniano Ferráez
Es el más solitario de los Directores, se ha aislado
de los únicos que lo toleran, es decir de los únicos que tienen que tolerarlo,
sus propios subordinados.
Cierto de sus limitaciones, tiene miedo a los regaños
del jefe famoso por sus exabruptos y las filípicas de antología que todos han
recibido. Rebasado por la responsabilidad de su encargo está sujeto al
desempeño y al rendimiento de sus colaboradores, en ellos confía, a ellos se
encomienda, a ellos les exige, les grita, los insulta e impone la ley de la
estupidez, aquí mando yo, yo soy el que decide, te puedes quedar sin cobrar
esta quincena… amenaza a varios de los que tratan de explicar porque solo han
podido trabajar 12 horas y no las 14, 15, 16 que él quisiera, no puede entender
que no hay señal telefónica ni de Telmex, ni de celulares, para avisar el
comprensible retraso en la entrada a las labores, que no hay modo de abordar un
camión urbano para trasladarse a la oficina, se le olvida que a diferencia de
el, los demás tienen una familia que proteger, que cuidar, que no tienen las
canonjías de él, ni los recursos a su disposición como él, ni mucho menos … un
sueldo como el de él.
Por eso lo evitan, lo burlan por igual hombres y
mujeres, también empleados de otras áreas, se ríen y ven la caricatura en que
se ha convertido. Una líder de colonia de las aguerridas, se mofa delante de
todos y exclama a todo pulmón, lo ayude en la campaña y era diferente, ya no me
saluda, pobre tipo no pasa de ser un p…. Se le olvida que esto dura solo 3 años
y jamás volverá a tener lo que tiene, si es que dura el resto de la
administración. Otra mas le devuelve la sorna, si era un simple mensajero de la
tesorería y de ahí a contralor, como esperas que se porte, en que estaba
pensando Alor cuando lo nombro?
El hombre de nombre y apellido repetidos, es
reiterativo también en su conducta, abusa y se excede. Abusa de sus empleados y
se excede en lo que se lleva oculto, le ordena a su chofer poner la lona y
ocultar las despensas que le hará llegar a ella, a Liliana, aquel amor que le
costara dura decepción cuando engañado por la misma que hoy lo corteja, ella
misma prefería a Eloy que a él.
Atrás quedaron los golpes y las denuncias de un pasado
que ojalá no regrese, pero que el destino se empeña en sacar a flote. Las compañeras
de Liliana la envidian y lo comentan, la exhiben y en los pasillos palaciegos la triste
historia vuelve a ponerse vigente.
Ella sin saberlo,
presume de su nueva y efímera situación, no ve lo evidente, lo frágil de
lo que la rodea.
El, hoy se
preocupa de gritar, humillar y de sacar cajas de gatorade en la camioneta, mudo
testigo como su chofer, del destino de lo que sale casi de contrabando.
Todo se reduce a hablar por teléfono, a sentarse, a
platicar con los militares de lo duro que esta todo y de cómo nos maltrató
Wilma.
Hace relaciones públicas, saluda de besos a todas las féminas
que impresionadas por sus gritos, les hace ver quien lleva la voz cantante. El
hombre no ve que esto es una contingencia, una desgracia no solicitada, que no
afectó a todos por igual, que si él la supero pronto por ser un tipo solo, los demás
tienen mil cosas de que ocuparse, además de no ser blanco de su incapacidad, su
intemperancia y de su intolerancia. Por fortuna lo peor ha pasado algunos
regresan a sus rutinas de burócratas municipales, pero hay todavía muchos que continúan
en el frente de batalla y rumiando por lo bajo, cuando se llevaran a este
pendejo de aquí?
Así lo dicen, así se expresan de Don Alonso Alonzo
Rodríguez flamante Contralor Municipal. El Contralor de Hierro le dicen sus
iguales, Miss Yucatán, le dice la plebe, los de abajo, los que hacen el
trabajo.
Caribe Mexicano/octubre 2005
@watane1
No hay comentarios:
Publicar un comentario