Las masacres anuales de
Taiji.-
Por: Félix
Justiniano Ferráez.-
Taiji
es una de las islas que pertenecen al archipiélago japonés y por lo mismo un
lugar de pescadores, con su decoración urbana pareciera que aman a los
mamíferos marinos, es decir a ballenas, delfines, marsopas, etc. pero la
realidad es cruelmente diferente.
Recientemente
en una conferencia de San Diego donde participaban los 2000 científicos más
destacados del mundo marino y que fue patrocinada por “Sea World”, el
mundialmente famoso parque temático de Orlando Florida, impidieron la
participación del ponente más importante, Richard O ´Barry que para más señas es
el ex entrenador de delfines más famoso del mundo, deja constancia de ello con
su trabajo con los famosos delfines mulares que sirvieron de protagonistas, en
aquella recordada saga de Flipper y los
10 años que durara la famosa serie televisiva estadunidense.
Ahí
en la Islita de Taiji se masacran inmisericordemente 23 mil delfines al año y a
eso se opone O ‘Barry, quien ha hecho su Leit Motiv de estas denuncias
alrededor del mundo, mismas que realiza de manera objetiva, clara y
perfectamente documentadas.
El
llamado a la conciencia internacional le ha ganado todo tipo de enemigos que
ven afectados sus mezquinos intereses económicos, pero también ello le ha
generado un enorme respeto en el mundo científico marino y por ende la suma de
adeptos a esta causa; dos científicas activistas de esta noble causa y sus respectivos
destinos dan cuenta de ello, Jane Tipson y Jenny May.
Ambas
mujeres fueron asesinadas en diferentes lugares, en diferentes fechas, pero por
los mismas intereses y causas; detener la matanza de delfines en Japón,
específicamente en Taiji, donde los súbditos de la monarquía del crisantemo
hacen alarde de crueldad e ignorancia masacrando a golpes y arponazos a delfines hembras preñadas,
delfines bebés y delfines adolescentes, que no son aptos para la captura y
venta para adiestrarlos en cautiverio, lo que si ocurre con los delfines
mulares machos y hembras en etapa reproductiva.
Cada
delfín en edad apropiada y características específicas como para ser adiestrado
en diferentes disciplinas, como acrobacias, nado con humanos, programas
televisivos, cinematografía, o exhibiciones en grandes acuarios, adquiere un valor de venta de hasta ciento
cincuenta mil dólares estadounidenses, operación que se realiza a través del
corretaje que realiza el Museo de Ballenas en Taiji a favor del propio
municipio y de los pescadores de esa isla, demasiado dinero para los hijos…del
sol naciente como para ignorar esas carretadas de flujo económico.
Anualmente,
entre septiembre y marzo que es la temporada de estas masacres, los más
renombrados entrenadores de delfines en el mundo, se dan cita en Taiji para
seleccionar personalmente al ejemplar de su interés y preparar su envío al país
correspondiente.
Gracias
a esas matanzas anuales y a la indiferencia internacional en este cruento
asunto de crueldad animal, Taiji se ha convertido en el principal exportador de
Delfines Mulares a todo el mundo, tanto para los parques marinos, como para
los programas de nado con estos
inteligentes cetáceos, baste señalar que hasta hace relativamente poco, sólo
existían 3 delfinarios en el mundo y ahora es una industria multimillonaria
mundial.
Desafortunadamente
es sólo con la intervención y consenso de las autoridades internacionales que
se podrían detener estos salvajes acontecimientos, toda vez que Taiji es un
paso obligado en la migración anual de los delfines, lo que ocurre entre
septiembre y marzo de cada año.
Para
esas fechas son esperados por los pescadores lugareños quienes con un método
rudimentario y cruel, los conducen a una caleta de baja profundidad donde se
inicia la selección de los más aptos y la masacre de los restantes.
El
delfín es quizá después del hombre, el animal más inteligente sobre el planeta,
en libertad y en su hábitat natural recorren hasta 65 kms. diarios para cazar,
socializar, aparearse, etc. tienen gran
sentido de la unidad familiar, lo que lo lleva andar en cardúmenes de por lo
menos 12 individuos y nunca abandonan a un miembro en peligro o enfermo, se
aparean no sólo por descendencia si no por placer, son capaces de identificarse
frente a un espejo, su inhalación de oxígeno es consciente y no automática como
ocurre con nosotros los humanos y otros animales; existen relatos documentados
que datan de los antiguos griegos, en los que los delfines eran animales de
mucho respeto por las incontables historias de salvamento de vidas humanas,
quienes en aquellas épocas cazaban o dañaban a un delfín eran castigados de
manera ejemplar, actualmente siguen siendo comunes las historias donde se sabe
que los delfines han participado directamente en salvar algunas vidas, dicho de
otra forma, el delfín considera al hombre su amigo natural y no su depredador,
a pesar de ello los tratamos con saña inaudita y crueldad excesiva, diferentes
experiencias vividas y relatadas por el propio O´Barry confirman que cuando su
vida en cautiverio se hace intolerable, dejan de respirar y se suicidan.
Pero
lo más importantes es que el delfín como virtud principal es una criatura
extraordinariamente acústica; la naturaleza los ha dotado de un sonar como
medio de navegación y comunicación, tan perfecto que no se compara con la más actualizada tecnología
inventada por el hombre en esa materia,
una persona junto a un delfín en el agua puede ser perfectamente
monitoreada de manera interna, son capaces de identificar fracturas,
luxaciones, embarazos, etc.
Tristemente
es esta cualidad la que permite a los pescadores capturarlos con relativa
facilidad; al paso migratorio de los delfines introducen en el mar largas varas
metálicas, mismas que golpean con martillos lo que produce ruidos intolerables
para el fino sistema sonar de los
delfines, por lo que se aturden, se desubican con facilidad y son conducidos a
base de esta estrategia a las caletas donde ocurre lo inevitable.
Ahí
se masacran en esos 6 meses un promedio de 23 mil delfines que son vendidos
como carne de ballena, sin que la propia población japonesa sepa que lo que
compran y comen es carne de delfín torturado.
La
próxima vez que observe usted la aparente sonrisa de un delfín en cautiverio en
sus actuaciones acrobáticas o en programas de nados, valdría la pena que
reflexionemos en lo que hay detrás de cada
uno de estos cetáceos y su triste destino final.
Escribo
esto en agosto de 2012, la temporada de caza está por comenzar por enésima vez.
@watane1
Caribe
Mexicano
Agosto
de 2012.
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