jueves, 19 de septiembre de 2013

Carlos Fuentes Macías.



CARLOS FUENTES MACIAS.


Por: Félix Justiniano Ferráez


“Olvídese de los votos Presidente, pierda Florida y gánese la gloria.”   con esta frase premonitoria se refería Carlos Fuentes a William Jefferson Clinton cuadragésimo segundo  presidente estadunidense, reunidos en la casa de descanso en Martha’s Vineyard  del escritor y premio Pulitzer  William Styron; con esto cerraba esa parte del intercambio de ideas, argumentos y sugerencias,  que ofrecía para persuadir al Presidente Clinton de que no se celebrara la Cumbre de las Américas del 94   en Miami,  donde finalmente se realizó y paradójicamente fue el enclave que favoreció a  la familia Bush para que se iniciara ese tortuoso camino que terminó con la pérdida  de la presidencia para los demócratas; después de los 8 años económicamente exitosos de Clinton, que le entregaba  a sus conciudadanos una balanza internacional de más de 600 mil millones de dólares de superávit;  que coincidentemente fuera la base para que su intemperante sucesor desplegara su plan bélico que hoy tiene postrada la economía norteamericana con un déficit de 700 mil millones de dólares en otros 8 años pero de administración republicana.  En esta misma reunión otra gloria de la literatura latinoamericana, Gabriel García Márquez se sumaba a la causa a favor de celebrar esa cumbre  en New Orleans o los Ángeles ciudades con muchos más méritos históricos para ser sedes de tan trascendente evento.
Tres escritores de renombre internacional no lograron disuadir al Presidente Clinton en aquella histórica cena,  de una decisión que a juicio de esos tres gigantes literarios, era tomada desde una perspectiva política —para captar el voto latino de la Florida— más que para dimensionar históricamente el valor real esa cumbre. El resultado final ya lo conocemos todos.
El presidente Clinton, hábil como todo buen político, llevó la plática al tema literario y expresó que su libro de cabecera era “100 años de Soledad”, el cual había leído varias veces y del que el inefable Borges en algún momento de su vida expresó que se necesitaban otros 100 años para leerlo. Ese mismo mítico libro que en entregas parciales capítulo por capítulo le era remitido a Paris al Maestro Carlos Fuentes  como borrador para que los leyera y opinara al respecto; algo que el propio maestro relata en su participación para conmemorar los 40 años de la publicación de esa novela espectacular, refiere como al terminar de leerla corrió a informarle al gran cronopio Julio Cortázar de la belleza y trascendencia de ese libro que se convertiría a la postre en ícono de la literatura latinoamericana y mundial. Allí en ese mismo lugar el novelista mexicano  declaraba que su libro de cabecera era: “Absalón, Absalón” de William Faulkner, en tanto el Gabo expresaba su predilección por “Luz de Agosto” del propio Faulkner, premio Nobel de Literatura 1949.
El mérito indiscutible de Carlos Fuentes había sido que a la llegada del Gabo a la ciudad de México, fue precisamente la persona del gran novelista mexicano quien generoso y comprometido con otro hombre de letras como él, presentó a las personalidades de la literatura en el ambiente mexicano, al maestro Colombiano, y le facilitó en mucho su supervivencia hace mas de 40 años en la ciudad de  México, fue Carlos Fuentes cariñosamente apodado por el Gabo como “Fontacho” precisamente el responsable de presentarle al propio Gabo a José Miguel García Ascot y a su esposa María Luisa Elío refugiados españoles a quienes finalmente el Gabo les dedica su novela “100 años de Soledad”
En su libro: “Contra Bush” Carlos Fuentes habla con toda claridad de las consecuencias mundiales que tendría ese desatino y de la ruina económica a la que llevaría mantener esa obstinada decisión a los Estados Unidos y de la gran estupidez que sería desperdiciar el espectacular superávit entregado por la presidencia de Clinton, en un acto tan ruin como una guerra sin sentido,  recrimina valientemente la actitud asumida por el gobierno estadunidense contra Francia, por  negarse a ser aliado de las tropas norteamericanas y las pueriles decisiones de dejar de llamar “papas a la francesa” a las papas fritas servidas en infinidad de comidas gringas, para llamarles “papas patriotas” así como la absurda medida de incrementar los aranceles a los vinos franceses para que dejaran de ser consumidos por el pueblo estadounidense, uno de los principales consumidores del mundo  y en desagravio de Francia y su pueblo y como ejemplo de su amplísima cultura y de su enorme conocimiento de la historia mundial, el gran novelista mexicano trae a la memoria del pueblo norteamericano, la enorme participación del ejército Francés en la guerra de independencia de los USA contra la Gran Bretaña y hace una reseña magnífica de cómo 5 batallones de infantería y artillería francesa al mando del Conde de Rochambeau llegan por Rhode Island para sumarse hasta Virginia a las fuerzas al mando del Marqués de Lafayette, hecho histórico que dio origen a aquella inolvidable frase “Lafayette ya estamos aquí”  otro  insigne voluntario francés que participó de manera decidida en la derrota definitiva de Cornwallis el 17 de octubre de 1781 y en la Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica; recordándoles de que no puede concebirse la independencia del país del norte sin la valerosa y decidida participación de las tropas francesas, algo que muy fácilmente olvidó el presidente Bush.

Hombre internacionalista de las letras, trotamundos de la cultura, mexicano universal, nace en Panamá de padres  mexicanos diplomáticos de oficio y realiza sus estudios de primaria, secundaría y preparatoria en diversos países como Chile, Argentina, Brasil, USA, etc. lo que le permite una visión diferente de la vida, la educación, la cultura, etc. y le otorga esa mirada y entendimiento universal que siempre le ha acompañado;  inicia sus estudios universitarios en Derecho a sugerencia de Alfonso Reyes y continúa estudiando en Ginebra, Paris, USA, aumentando su privilegiado acervo cultural.
Imparte cátedra en: Harvard, Princeton, Columbia y Pennsylvania entre otras  prestigiosas universidades norteamericanas, su obra cultural  incluye más de 50 obras, en todos los géneros literarios posibles: novelas,  ensayos, cuentos, guiones cinematográficos y una novela autobiográfica. –Diana o la cazadora Solitaria—
Su destacada trayectoria literaria y el conjunto de su obra le ha permitido ser acreedor a todo género de reconocimientos y premios, destacando el Rómulo Gallegos de Venezuela por su novela “Terra Nostra”, “Premio Biblioteca Breve” en 1967, “Premio Internacional  Alfonso Reyes” en 1979, “Premio Nacional de Literatura en México” en 1984, el “Premio CERVANTES” en 1987, “Premio Literario del Club Nacional de las Artes de New York” en 1988, “Premio Internacional Menéndez Pelayo” en 1992, recibió asimismo las “Insignias de Oficial de la Legión de Honor de Francia”  en 1992,  “Premio Príncipe de Asturias de las Letras” en 1994, “Título de Comendador de la Orden Nacional del Mérito en Francia” en 1997, “Premio Real Academia Española” en 2004, “Premio Florentino Galileo 2000” en 2005,  Medalla de Oro del Círculo de las Bellas Artes de Madrid, Medalla “Belisario Domínguez”, Premio a la Latinidad de las Academias de las Letras de Francia y Brasil y una larga muy larga lista de reconocimientos, doctorados honoris causa y galardones literarios que implican la unanimidad del reconocimiento al pensamiento universal de este mexicano de excepción, a quien hoy el Pueblo Quintanarroense y su Universidad le brindan un justo reconocimiento. Esperemos que a diferencia de Borges, a este extraordinario hombre de letras no le sea negado el máximo galardón literario al que aspira con muchísimos e indiscutibles merecimientos.

Caribe Mexicano/febrero del 2009
@watane1    


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