jueves, 19 de septiembre de 2013

La Técnica de la estupidez.




La técnica de la estupidez.-

Por Félix Justiniano Ferráez.

Ciudad Chetumal a 19 de Junio de 2004
Señor Ingeniero Iván Alejandro Ortega Colmenares
PRESENTE.

He leído con interés su nota publicada el Día de hoy en el periódico “Por Esto” la cual llamó usted “la extorsión telefónica, delito abierto” coincido con usted en los datos que para nuestro interés nos exhibió y por lo tanto huelgan los comentarios al respecto; no obstante me veo en la necesidad de discrepar con usted, en la parte donde de manera poco reflexiva alude a la sugerencia que yo extiendo, como conclusión de mi artículo “francotiradores telefónicos”, como la técnica del avestruz.

Esperaba de alguien como usted, que escribe… Personalmente “estube” (sic) a cargo de la captura… tuviera la suficiente sensibilidad para inferir lo que de manera tácita pero objetiva, dejaba por sentado al referir que “valientes hasta la temeridad han rechazado sus exigencias” y en un párrafo aparte reitero que actuando con valor e inteligencia (aprovecho para decirle que fueron 6 familias las afectadas) ni accedieron a las propuestas ni se quedaron de brazos cruzados.

Además en mi articulo de referencia, renglones antes indicaba “que los que debían de estar enterados” (los policías ministeriales, Sr. Ingeniero) ya lo estaban, y ya se coordinaban con otros estados para exterminar esa gavilla.
Valor; para denunciar en cada caso, porque cada familia sabía anticipadamente de los riesgos que afrontaba al atreverse a denunciarlos.

Inteligencia; para saber que con sus familiares debían tomar precauciones (si los escondieron, si les pusieron custodios, si contrataron guardaespaldas, si cambiaron de domicilio etc… es algo que aún cuando yo lo conozco, no debe ser algo que usted, los lectores del “Por Esto” y los extorsionadores, estén obligados a saber) lo mejor que concluimos, era dejarles saber públicamente que ya no estaban en esta ciudad, algo a lo que yo gustosamente accedí, aún cuando no tenga que ver ni remotamente con la realidad.

Gracias a las denuncias presentadas por esos valerosos jefes de familia y a la actuación de los policías judiciales, se pudo colocar instrumentos de grabación y escucha, además de activarse al programa de Telmex “sígueme”, mediante el cual al ser transferida la llamada a un teléfono celular seleccionado, coincidentemente al ser recepcionada una nueva llamada, aseguraban estar en la tienda Elektra ubicada en la Av. Veracruz, justo cuando nosotros transitábamos por esa zona y por la hora y el día de la semana, la avenida estaba desértica y la negociación de referencia cerrada; lo cual como bien supondrá, confirmaba lo que ya sospechábamos.

No trabajaban desde Chetumal, sino que operaban desde la ciudad de México, con cuyas autoridades policíacas ya se tiene coordinación. El teléfono no es celular (mentí deliberadamente) es un número de Telmex que ya ha sido identificado, tanto el domicilio,  como el contratante; que resultó “alguien” íntimamente ligado a un reo recluido en un centro penitenciario de la ciudad de México, por actividades de esta naturaleza en el propio DF y otros estados.
Son extorsionadores; no plagiarios, ¿o acaso conoce usted a algún secuestrador que se tome la molestia de avisar previamente, que va a actuar en contra de su presunta víctima?

Gracias al valor de esas familias, se pudo identificar que: era la misma voz, el mismo número telefónico, los mismos nombres y la misma técnica para obtener dinero fácil, a costa de introducirles por el hilo telefónico, al miedo como huésped.

Nos pareció justo evitar que el resto de la sociedad chetumaleña, pase por ese amargo trago de la extorsión telefónica, y dar a conocer el número con el fin de prevenirlos y por cierto sugerir no contestar, no significa necesariamente dejar sonar el aparato telefónico insistentemente (el nombre de su profesión se deriva del concepto “ingenio”) hay cualquier cantidad de formas para interrumpir el repiqueteo telefónico y no darles el gusto de caer en sus retorcidas intenciones.
Un dato mas, se pudo concluir que la información la toman del directorio telefónico, porque en dos casos hacían alusión al domicilio referenciado en el propio directorio, pero que no coincidían con la realidad de esos dos casos,  por la sencilla razón que utilizaron directorios desactualizados; hecho que de haber estado en esta ciudad como lo afirmaban,  hubiesen podido constatar.
Y podría seguirme extendiendo pero me parece ocioso e innecesario, sólo me resta señalarle que a usted le asiste el derecho de arriesgar exclusivamente, a su familia y dejar que en cada caso los otros jefes de sus propias familias actúen de acuerdo con su conciencia y sus principios, aquí la sociedad actuó con decisión y sentido común, se lo reitero, y gracias a ello, ni los estafaron y muy probablemente se procederá contra los responsables.

Por otro lado denuncia o no; en una sociedad como la nuestra, es un hecho que todos los afectados ya habían prevenido a sus familiares y amigos, y éstos a su vez, a otros tantos y así sucesivamente (¿ha estado en cuba? ¿Conoce el concepto radio bemba?) con un efecto multiplicador rápido y eficaz; yo sólo hice lo propio, abreviando los tiempos.

Entenderá usted que por respeto a esas familias, ni puedo, ni debo, ni quiero publicar esta respuesta (aún cuando me asiste ese derecho) y para los lectores (los de usted y los míos) mi técnica quedará como la del avestruz; en privado yo le llamo a la suya LA TÉCNICA DE LA ESTUPIDEZ (arriesgue lo suyo, lo que le pertenece, y deje que cada quien actúe como según lo considere y  sobre todo aprenda a redactar)

Yo también estuve a cargo de infinidad de detenciones y no por ello creo tener la verdad absoluta en estos temas, por lo tanto le estoy adjuntando mi correo electrónico (fjf54@hotmail.com) para intercambiar reflexiones y comentarios al respecto. Me he permitido utilizar la caballerosa gestión del señor Renán Castro para hacerle llegar mis comentarios.

Caribe Mexicano”/2004
fjf54@hotmail.com

@watane1

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