jueves, 16 de febrero de 2017

Blue Parrot



Blue Parrot.


Algo huele mal en Dinamarca reza la célebre frase Shakesperiana en Hamlet, misma que le viene como anillo al dedo a Quintana Roo después de los cruentos hechos en las primeras horas de este lunes.
Estos hechos habían estado contenidos dentro de las fragilidades de los acuerdos tácitos entre el crimen organizado y los empresarios que son frecuentemente extorsionados, sin que las autoridades responsables hagan lo necesario para disminuirlos o erradicarlos.
Bien mirado no son hechos aislados o casuísticos, vienen ocurriendo desde hace años, pero a finales del año pasado cobraron particular relevancia ya que se rompieron los tabúes con la osadía de los emisarios del terror, ya que ahora ingresan a los llamados antros y en sus lujosos interiores llevan a cabo sus ejecuciones  lo mismo que en reconocidos centro de diversas índoles en Cancún, Solidaridad y Tulum, por señalar los más recordados.
El sello es el del narco, sicarios que de manera sorpresiva irrumpen disparando inmisericordemente sobre ciudadanos indefensos o en negociaciones que no han respetado los exigentes acuerdos.
Como consecuencia de los sangrientos hechos del Blue Parrot lamentablemente Quintana Roo está en la noticias alrededor del mundo, y no por sus destinos de playa y sol y sus bellezas exuberantes.
El tema son las ejecuciones que se siguen dando en el estado por las organizaciones criminales.
Cinco muertos y quince heridos por proyectiles de arma de fuego, nos habla claramente de una carnicería al estilo de la mafia de Chicago en la época de la prohibición.
Malo el asunto, peor las explicaciones por la autoridad recientemente nombrada como Fiscalía.
Primero se habló de un ajuste de cuentas al negarse a pagar un canadiense responsable del evento y del lugar una cuota más exigente, inclusive los dichos que se leen en las redes sociales, afirman que se gritó segundos antes de los disparos… “esto les pasa por no pagar sus cuotas”.
Pero por la tarde con la estrategia de las autoridades encargadas de la seguridad pública, le diseñaron unas declaraciones al ejecutivo del estado que lo ponen en evidencia, ya sea porque no le dicen los hechos que realmente ocurrieron, o porque tratando de proteger a la gallina de los huevos de oro turísticos, lo llevan a  restarle importancia al delicado asunto, y lo hacen declarar ante las cámaras que, era un asunto exclusivo entre dos particulares.
Y ahí nos quedan debiendo una serie de explicaciones que obviaron, ¿por qué había gente armada en ese centro de diversiones?
¿Los guarda espaldas de la víctima que terminaron victimados también junto con su jefe, contaban con los permisos federales y estatales para portar armas de fuego?
¿Por qué si fue un asunto entre sólo dos personas, hay 18 afectados de esa trifulca, 17 de ellos baleados?
¿De cuantos tiros era el arma del solitario atacante que pudo victimar de varios disparos a 5 personas y herir a otras quince?
¿Por qué si era un solo agresor no pudo ser detenido o ultimado por los encargados de la seguridad de la Disco?
También se nos dice que se recogieron 20 cartuchos percutidos de cuatro calibres diferentes, por lo tanto las conclusiones solo pueden ir en dos caminos:
O no fue un único agresor, quien llegó premeditadamente a segar la vida de sus adversarios.
O fueron también los guardias armados quienes hirieron o quizá sacrificaron a varios de los clientes del antro.
Si fue un único agresor ¿por qué hay tres detenidos en estos hechos criminales?
Y aún más; si los asesinados a punta de bala eran extranjeros como quedó debidamente asentado en las declaraciones, ¿por qué portaban armas de fuego si lo prohíben las leyes mexicanas de la materia?
Al parecer se pierde de vista que hace unos meses fue ejecutado un bar tender del Blue Parrot, quien según las investigaciones posteriores, se supo que tenía deudas de drogas con los grupos criminales
Y antes de eso se cuentan por decenas los hechos de sangre del crimen organizado en diferentes bares, cantinas o antros de variados estatus sociales: Mandala, La Sirenita, Castillos del Mar, La Xtabay o los célebres rafagueos contra restaurantes en la avenida Yaxilán; justamente mientras escribimos estas líneas, perece ejecutado por la noche un joven en una de las regiones de Cancún y su acompañante se encuentra hospitalizada grave.
Y mientras el ejecutivo del estado declara en base a la información de sus subordinados desligando los hechos de sangre con la venta y consumo de enervantes, el Cartel de los Zetas con una narco manta lo desmiente y se adjudican los violentos crímenes y amenazan con continuarlos.
Si mal empieza la semana para los que ahorcan en lunes, peor lo será cuando los hechos no se dimensionan en su justa medida, porque si el diagnóstico es malo, mala será por consecuencia la receta para la enfermedad que aqueja al estado.
Definitivamente, algo huele mal en Quintana Roo.

17/enero/2017


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