Dr. Sebastián
Rodríguez Kuri… Cacho.
Escribir
en momentos especiales es una forma de catarsis, de desahogo, las mutilaciones
del alma dejan hondas huellas que se deben superar con la fe por delante, con
las convicciones de haber hecho lo correcto y esperando que aquellos ausentes
que se nos adelantaron, estén mejor en el otro plano donde ahora se ubican.
Si
así fuese, me tranquilizo, porque al parecer todos estamos en una sala de
espera aguardando el boleto del gran viaje.
También
es reconfortante saber que tendremos un comité de bienvenida, y me imagino a mi
padre que fue tan buen amigo de mis amigos, encabezando el comité con su
sonrisa de beatitud, junto con todos aquellos cuya ausencia física nos hacía
sentir incompletos.
Por
ello es momento de abrir el corazón y dejar que hable per se, sin el análisis del raciocinio, ni lo
públicamente correcto.
Frases
que se convierten en metáforas y van cobrando forma desde la nostalgia, desde
el coraje, desde la impotencia y desde la certeza que ya no somos los mismos,
que hoy día, un día más, es justamente lo contrario en nuestro calendario
personal y eso nos da una perspectiva diferente que los filósofos llaman
sabiduría; que no es más que las prótesis que eventualmente requiere nuestro
espíritu.
Me
toca en suerte hablar por mí, diciendo probablemente lo que muchos piensan y lo
manifiesten desde su propia forma de expresarse, ojalá así sea, como quiera así
me siento en estos momentos cuando sigo pensando en el viaje intempestivo de
Sebastián; Cacho le decía su padre en la intimidad de su hogar, que era algo
que sólo algunos amigos cercanos sabíamos y a veces lo utilizábamos para
sentirnos uno y lo mismo.
Así
quise llamar a este pequeño homenaje de mi hermano el viajero, pero terminé
escribiendo y llamándolo como lo hicimos todos “Tano”
Sebastián
Rodríguez Kuri.
Tano. (+)
Caminas en la neblina
Entre recuerdo y ausencia
Una sombra en la conciencia
Que a poco se difumina.
Un dolor sin medicina
Una pena sin consuelo
Un suspiro sin anhelo
Naciendo dentro de mí
Corazón de ajonjolí
Entre vigilia y desvelo.
Así siento tu partida
Repentina e inefable
Tu tránsito improrrogable
A la tierra prometida.
A sanar otras heridas
Con la magia de tus manos
En los confines lejanos
Donde ahora perteneces
Que aquí pagamos con creces
Tus amigos y paisanos.
Se queda triste la playa
Sollozante la palmera
Y la luna marinera
A lo lejos se desmaya.
En la noche todo calla
Todo es silencio y es duelo
Hoy hace falta un abuelo
Un padre, amigo, hermano
Todos extrañan a Tano
Su bondad y su consuelo.
En tu plano espiritual
Te pienso junto a tu padre
Con Sarita y con tu madre
Atendiendo un Hospital.
Hombre y médico cabal
Con virtudes y defectos
Supiste sembrar afectos
Doctor entre los doctores
Paliando siempre dolores
De humanos desperfectos.
Eres ya un amigo abstracto
Que vives en mi memoria
Ilusión contradictoria
Viéndote vivo y exacto.
Puede ya no haber contacto
Porque estás y ya no estás
Eres brisa nada más
Un aire que respiramos
Y donde quiera que vamos
Ahí vamos donde tú vas.
F. Justiniano. F.
Caribe Mexicano 2019
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