martes, 30 de enero de 2018

Remberlandia



Remberlandia.

Por enésima vez la violencia hace presa de las calles de Cancún con la mayor facilidad y la despreciable impunidad acostumbrada; la mañana de hoy en el fraccionamiento Villas del Mar Plus ubicado cerca del nuevo hospital Kumate, específicamente en la región 239 manzana 28 calle alcatraces, fueron asesinadas dos mujeres y en esos trágicos momentos, los vecinos hablaban de que los asesinos podrían haberse llevado a una menor.
Hace apenas unos días un grupo armado disparaba a mansalva el interior de un restaurant bar en la avenida Leona Vicario, le quitaba la vida a tres personas y dejaba heridas a por lo menos doce mas; momentos antes en otra zona de la ciudad otros dos transeúntes eran baleados y llevados gravemente heridos a la Cruz Roja.
La nota roja de Cancún da para muchas historias de esta naturaleza, los delincuentes lo mismo abandonan en las calles cuerpos decapitados y cabezas humanas desolladas, que los dejan dentro de sus automóviles en cualquier parte de la ciudad.
Sabemos de ejecuciones sumarias de taxistas, meseros, abogados, policías, agentes ministeriales, empresarios, maestros, enfermeros, en fin, los sicarios no hacen distingos de clases sociales, de género ni de edad; aún más, la exhibición de las llamadas narcomantas con amenazas expresas y acusaciones sobre los mandos policiacos municipales y estatales, también son comunes en este polo turístico.
A lo largo de varias administraciones municipales los ciudadanos hemos visto el inexorable avance de la violencia en las calles ligado íntimamente a las actividades que se desprenden del rentable negocio del narcomenudeo.
La ubicuidad de los grupos delincuenciales es patente, sus violentas acciones lo mismo ocurren en la zona turística, que en el corazón de la ciudad, zonas residenciales, o en las regiones populares e incluso la zona continental de Isla Mujeres.
Siempre adelante de los cuerpos policiacos, de los que se hablan han sido infiltrados por el enorme poder corruptor del dinero ilícito,  el ciudadano de Cancún está a merced de lo fortuito, del azar, de la casualidad para no engrosar el índice de las causalidades de estas sangrientas estadísticas.
El eterno remedio han sido las declaraciones de los presidentes municipales relativas al incremento de inversión en renta de patrullas, adquisiciones de armamento, uniformes y diferentes equipos policiacos, como si solo de más patrullas se tratara, más allá del mal uso que puedan llegar hacer los elementos y los mandos de las corporaciones con sus equipos.
A eso habría que añadir el desdén hacia los exámenes de control de confianza que no se aplican con el rigor necesario, ni se toman las medidas disciplinarias a quienes lo reprueban.
Esperar resultados diferentes tomando las mismas decisiones es un absurdo, un absurdo que puede agravar la situación en toda la geografía estatal.
No se sabe de acciones o programas que tengan que ver con inteligencia o infiltración a las células delictivas, se desconoce también si existe coordinación con las autoridades que tienen a su cargo la seguridad del país como prioridad, en fin tampoco estamos en posibilidad de evaluar los comités vecinales de vigilancia, porque desconocemos su existencia, tampoco sabemos de la posibilidad de patrullajes aéreos por drones, algo muy común en otras ciudades cosmopolitas como Cancún y de la misma importancia estratégica;  por todo ello estaríamos ante una realidad estremecedora, los cuerpos policiacos actúan de acuerdo a lo que se llama en la cultura de la eficiencia, administración por pánico.
Las multimillonarias inversiones realizadas para combatir la inseguridad, visto los resultados cotidianos, son un fracaso.
El bisoño presidente municipal apenas balbucea incongruencias que refieren un mundo que solo existe en sus apreciaciones y en las de sus corifeos, Repartir culpas es el argumento más socorrido para sobrellevar la pesada lápida de las responsabilidades sociales, estrategias de saliva sin sustento argumentativo, sin ideas, sin propuestas de fondo, sin reflexiones responsables y propositivas, sin aceptar culpas y por ende sin acciones  o programas eficaces o viables para combatir de lleno el flagelo de la delincuencia.
Haber pensado que un jovenzuelo de las limitaciones de Remberto Estrada como presidente municipal,  era simplemente una pésima negociación entre Félix González y Jorge Emilio Martínez, le han hecho un daño catastrófico a este destino turístico, pensar que reelegirlo es una estrategia que se reduce a las ambiciones y  a los  intereses aviesos de esa nefasta dupla, es no tomar conciencia de las verdaderas dimensiones y de las consecuencias de corto y mediano plazo en detrimento del futuro de Cancún y de su importancia financiera estatal y nacional.  
Cancún como corazón financiero del estado merece la atención seria y responsable de todos quienes aquí vivimos, empezando por los gobernantes que en buena medida usufructúan la patente de su prestigio.
“Territorio Comanche”  es el título de uno de los libros del escritor español Arturo Pérez Reverte, que son nada menos que sus crónicas de guerra y las experiencias con otros corresponsales de la guerra de los Balcanes y los cruentos hechos de los ataques serbios a posiciones croatas, lo inhumano, inmisericorde, crudo de los hechos habla de que la naturaleza del ser humano es inefable cuando de realizar acciones de destrucción a seres de su misma especie se trata, toda una crónica de violencia y crímenes sin sentido de los que aún no se recupera toda Yugoslavia.
No esperemos ver que esta privilegiada zona costera de Quintana Roo, termine ofreciendo los argumentos necesarios para convertirse en una novela similar cuyo título sonaría aterrador para todos: “Remberlandia territorio Narco”


FJ/2018

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