Gracias por
todo.-
Sin
haber superado del todo el sentimiento de pérdida por ese ser tan entrañable
que fuera mi Padre, no debo esperar más tiempo para agradecer las muestras de
apoyo solidario y fraternal que por este medio y algunos otros, nos hicieron
llegar a mi familia y a mí.
Recibir
la calidez de un abrazo fraternal, o las expresiones sinceras de pesares
compartidos, hizo menos doloroso, lo doloroso de este inevitable trance.
La
ausencia física de nuestros seres queridos, es una mutilación desgarradora,
cruel e inevitable; no hay una fórmula práctica, pócima mágica o brebaje
milenario, que aliviane los sentimientos que atravesamos mi familia y yo, en
momentos de esta naturaleza.
Lo
cierto es que la presencia física de aquellos que nos acompañaron en nuestro
duelo y las constantes muestras de cariño fraterno, fueron de un valor
inapreciable y de sólido apoyo moral en nuestra resquebrajada resistencia
emocional.
La
gratitud de la familia a la que pertenezco, se las manifiesto con la misma
honorabilidad y sinceridad, con que recibimos sus condolencias y expresiones
que nos reconfortaban, gracias a cada uno de ustedes, nunca nos alcanzarán las
palabras para poder decirles con la más absoluta honestidad, lo agradecidos que
estamos y la enorme fortuna que representa contar con la incondicionalidad de
nuestras amistades y familiares. Gracias nuevamente.
Hallé
el hombro de mi hijo Alex, justo en el momento en que me vencían las lágrimas
al cobrar conciencia que la fatalidad me arrancaba de los brazos a mi personaje
favorito, en otro momento los brazos de mi hijo Alfredo fueron un amoroso
soporte para sostenerme en momentos de debilidad humana, saqué el saldo de mis
fortalezas para abrazar a mi hija Arantxa, inconsolablemente triste y bañada en
lágrimas, mi hijo Beto y Magda me sostuvieron horas después cuando mi Padre
accedía a la cámara crematoria para cumplirle su última voluntad.
Duros
momentos que pude sobrellevar porque mi familia supo ser más fuerte que yo y
sirvieron de paliativo y apoyo fundamental en momentos en que mi entereza se
fracturaba por la pena que me embargaba. Gracias infinitamente Gracias.
Se
que mis hermanos sentían lo mismo que yo, y que por ello su dolor era el mismo
que el mío. Ellos y yo tenemos un pacto de amor para honrar la memoria de
nuestro autor, hasta el final de nuestros días.
A
todos mis amigos gracias porque no me canso de expresar mi gratitud al
respecto, aprenderé a vivir sin la entrañable compañía de mi viejo y su
recuerdo me acompañará hasta mi último suspiro, porque sólo hasta entonces mi
Padre habrá muerto para mí.
FJ.
10/Abril/2015.
@watane1
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