miércoles, 6 de mayo de 2015

Gracias por todo en estas horas funestas.



Gracias por todo.-

Sin haber superado del todo el sentimiento de pérdida por ese ser tan entrañable que fuera mi Padre, no debo esperar más tiempo para agradecer las muestras de apoyo solidario y fraternal que por este medio y algunos otros, nos hicieron llegar a mi familia y a mí.

Recibir la calidez de un abrazo fraternal, o las expresiones sinceras de pesares compartidos, hizo menos doloroso, lo doloroso de este inevitable trance.

La ausencia física de nuestros seres queridos, es una mutilación desgarradora, cruel e inevitable; no hay una fórmula práctica, pócima mágica o brebaje milenario, que aliviane los sentimientos que atravesamos mi familia y yo, en momentos de esta naturaleza.

Lo cierto es que la presencia física de aquellos que nos acompañaron en nuestro duelo y las constantes muestras de cariño fraterno, fueron de un valor inapreciable y de sólido apoyo moral en nuestra resquebrajada resistencia emocional.

La gratitud de la familia a la que pertenezco, se las manifiesto con la misma honorabilidad y sinceridad, con que recibimos sus condolencias y expresiones que nos reconfortaban, gracias a cada uno de ustedes, nunca nos alcanzarán las palabras para poder decirles con la más absoluta honestidad, lo agradecidos que estamos y la enorme fortuna que representa contar con la incondicionalidad de nuestras amistades y familiares. Gracias nuevamente.

Hallé el hombro de mi hijo Alex, justo en el momento en que me vencían las lágrimas al cobrar conciencia que la fatalidad me arrancaba de los brazos a mi personaje favorito, en otro momento los brazos de mi hijo Alfredo fueron un amoroso soporte para sostenerme en momentos de debilidad humana, saqué el saldo de mis fortalezas para abrazar a mi hija Arantxa, inconsolablemente triste y bañada en lágrimas, mi hijo Beto y Magda me sostuvieron horas después cuando mi Padre accedía a la cámara crematoria para cumplirle su última voluntad.
Duros momentos que pude sobrellevar porque mi familia supo ser más fuerte que yo y sirvieron de paliativo y apoyo fundamental en momentos en que mi entereza se fracturaba por la pena que me embargaba. Gracias infinitamente Gracias.

Se que mis hermanos sentían lo mismo que yo, y que por ello su dolor era el mismo que el mío. Ellos y yo tenemos un pacto de amor para honrar la memoria de nuestro autor, hasta el final de nuestros días.

A todos mis amigos gracias porque no me canso de expresar mi gratitud al respecto, aprenderé a vivir sin la entrañable compañía de mi viejo y su recuerdo me acompañará hasta mi último suspiro, porque sólo hasta entonces mi Padre habrá muerto para mí.

FJ. 10/Abril/2015.

@watane1    

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