sábado, 9 de septiembre de 2017

Jarabe de pico



Jarabe de pico.


Como si fuera un eco materializado y no exclusivamente sonoro, vemos la reiteración de las malas costumbres en el ejercicio de la política; se repiten imágenes, rituales, frases, caravanas, acarreados, vicios, costumbres y personajes.
Estamos por enésima vez ante el culto a la personalidad y las expresiones grandilocuentes ajenas a la realidad que vivimos millones de seres humanos.
Nos inundan con cifras millonarias como inversiones en bienes o servicios como nunca antes en la historia, la del país, la del estado o cualquier municipio.
Porque los libretos son los mismos,  sólo cambia el discursante, y lo que se diga hoy como proeza financiera o como modificación de la infraestructura urbana para vendernos la idea del paraíso, va a palidecer y a ser minimizado por algunos de los presentes que aplauden a rabiar y de pie en este momento, porque que si la fortuna le sonríe mañana podría ser el ungido y ocupar la silla y el lugar de quien hoy le muestra aparte de sus simpatías, la subordinación política conveniente.
Porque la independencia mental y las convicciones personales junto con la moral y la ética, tienen que esperar mejores oportunidades y mantenerse en su concepción de crisálidas de la utopía por el momento, porque ya nos dijeron los personajes emblemáticos de ese submundo, que en realidad la moral es un árbol que da moras.
Finalmente las expresiones que constituyen lo que le llaman “informe de gobierno”, no resisten el más mínimo análisis que con objetividad e independencia de esa pléyade de vividores, formulamos los ciudadanos.
No hay cambio en nada; en el país o en el estado nos inundan con spots publicitarios por la radio, por la televisión (los verdaderos beneficiados con los recursos públicos) las redes sociales, la prensa escrita, la electrónica, espectaculares fijos o los móviles en autobuses y pantallas electrónicas, lo superfluo y la frivolidad de esos gastos, alcanzan cifras millonarias que se vuelven ofensa y agravio a los ciudadanos que dicen informar y que por cierto terminan siendo los únicos que no procesan los baños de grandilocuencia de presidentes y gobernadores, y alguno que otro legislador.
Sobre la base de esas cifras, actividades y logros promocionados con dinero nuestro, vivimos en país o en un estado que es la personificación del edén. No hay falta de empleo, todos los estudiantes tienen cupo en instalaciones escolares públicas, la atención médica es oportuna, eficiente y fraternal y las instalaciones cómodas, funcionales, bien edificadas y sin vicios ocultos, el campo resulta un edén, la inseguridad pública no existe, de manera que cualquier opinión en contra es sólo una inadecuada percepción, por lo tanto usted podría olvidar asegurar sus hogar o su oficina y mañana las encontrará tal y como las dejó, no sufrirá asaltos en la vía pública, ni sabrá de seres humanos ejecutados, descuartizados o embolsados y tirados en la vía pública o en cualquier otro lugar a mano. La autoridad aparte de respeto infunde temor, nadie atentaría contra ella o sus instalaciones.
La pulcritud y la probidad con que se manejan los recursos públicos en custodia es tal,  que invariablemente terminamos con superávit en los presupuestos públicos, el endeudamiento público es una quimera, es cosa del pasado, (ya nos saquearon, nos volverán a saquear) de igual forma los servidores públicos son austeros, eficientes y probos, la corrupción no existe, lo mismo que la poliomielitis fue erradicada del país y de Quintana Roo. El campo nacional es casi un vergel, de manera que en Quintana Roo la zona sur del estado, es el principal proveedor de productos agrícolas y de consumo humano para los municipios turísticos de la zona norte, grandes consumidores de alimentos y de una enorme variedad de artículos, bienes  y de  servicios;  el equilibrio perfecto conseguido a base de talento y visión política.
Las universidades estatales son proveedoras de la mano de obra cualificada para ocupar diversas ocupaciones públicas y privadas, el gobierno estatal pone el ejemplo y cumple con su palabra, cero despidos de quintanarroenses y se promueve el empleo entre los profesionistas y técnicos Quintanarroenses, la prioridad la gente del estado, los hermanos de estados vecinos serán apoyados, sólo y sólo si, si las necesidades quintanarroenses han sido cubiertas satisfactoriamente.
El asistencialismo político que manipula y sostiene el tutelaje sobre las clases sociales menos favorecidas, ha terminado.
Hoy día a diferencia de administraciones anteriores, las obras y los bienes públicos son identificados exclusivamente con el escudo estatal, que simboliza la identidad, unidad quintanarroense y un gobierno sin colores partidistas, sin ideologías políticas o simbología de inducción, porque los libros, uniformes, transporte oficial, instalaciones y eventos, son cubiertas con recursos públicos de todos los quintanarroenses y no por un grupo transitorio en el poder con alguna obstinación de trascender, no con buenas acciones y obras, sino aprovechándose de los bienes y recursos que se les ha dado en custodia.
Los malos funcionarios que son emblema de malos manejos y corrupción, al amparo de la nueva administración adquieren un aura de inocencia y se expían sus pecados, de esta manera vemos a gente como Emilio Lozoya  Austin, Carlos Romero Deschamps a nivel federal o Jaime Zetina González y Manuel Palacios Herrera a nivel estatal, que en vez de estar siendo investigados por sus reiterados y conocidos actos de corrupción, se vuelven parte fundamental de la administración pública a la que pertenecen, unos priistas y otros coaligados, pero todos con el uniforme de la impunidad complaciente de sus respectivos representantes del poder ejecutivo correspondiente.
En este mundo caleidoscópico o de espejismos, los empresarios, los hoteleros, los comerciantes, el ciudadano, no son extorsionados por las autoridades, quienes quieran que sean, se facilitan la trámites para la creación de nuevas empresas, porque no hay que olvidar que la verdadera creación de fuentes de empleo y las nuevas tributaciones son gracias al capital de la inversión privada; por supuesto cuando un empresario reclama sus derechos que por ley le corresponden, la autoridad en modo alguno le contesta con una auditoría a profundidad, que en el pasado era el garrote para eliminar la incomodidad de la crítica sustentada o el reclamo social justificado, por ello los empleados públicos respiran tranquilos, no más amenazas ni condicionamientos laborales, el ejercicio de sus simpatías políticas se dan con absoluta y puntual libertad.
Sirven de ejemplo convincente las reclusiones de medio centenar de exfuncionarios públicos que en el pasado hicieron cera y pabilo de los recursos y propiedades públicos, todos a temblar por las estremecedoras sanciones y a aplaudir por la recuperación de los dineros del pueblo y sus bienes.
Por fortuna el carrusel político nos permite ver a gentes de la catadura de Emilio Gamboa Patrón que un día es secretario particular de la presidencia, otro más Director General del IMSS, en mejor ocasión titular de la secretaria de comunicaciones y transportes, por supuesto diputado federal y senador de la república, entre otras chambitas, que le han permitido a este yucateco no dar golpe de trabajo en serio, ni producir absolutamente nada por el país que lo ha mantenido más de tres décadas; Quintana Roo no puede ser menos y ha producido especímenes similares en la persona del cozumeleño Félix González Canto, que de tesorero municipal, pasa a presidente de su municipio, luego diputado federal, gobernador de su estado, senador de la república y estamos en el filo de la butaca esperando su asunción como diputado federal,  es decir 20 años viviendo de los recursos públicos, sin producir más que problemas y vergüenza para Quintana Roo, pero eso sí,  gozando de una incalculable fortuna que permanece intocable a pesar de las amenazas de la campaña anterior realizada por el actual ejecutivo de Quintana Roo.
De esto tendría que hablarse en los informes y no en las mentiras que nadie cree, los costos de estos informes agravian a México a Quintana Roo y a los lugares de orígenes de los invitados, porque son los contribuyentes de esos lugares, los que sufragan los gastos de estas actividades improductivas para el país.
En física el movimiento se demuestra andando, en política las obras, los resultados, la rendición de cuentas puntual a la sociedad, la transparencia de las erogaciones y las decisiones que las sustentan, el mejoramiento en el nivel de vida de una sociedad, es el mejor informe que cualquier político puede brindar y la promoción de ello, sería una sociedad satisfecha y orgullosa de sus gobernantes; lo demás es pan y circo  o jarabe de pico.


Solidaridad/2017 

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