Ecos del
informe.
Estamos
asistiendo a la entronización del nuevo faraón caribeño. Sin ningún tipo de
recato y a pesar de las pésimas experiencias que Quintana Roo ha vivido, o más
bien sufrido, con la clase política local y federal, con los despilfarros de
los gastos suntuosos e inútiles que más que demostrar lo que quieren los
gobernantes, terminan siendo todo lo contrario, porque finalmente agravian al
ciudadano, además de que elevan el nivel
de crispación social y el desprecio hacia su clase política.
Muy
pronto el gobernador del estado olvidó que tiene a su cargo el cuidado de los
recursos de todos los quintanarroenses, y que debe ser, además de prudente y
cuidadoso con el gasto del mismo, también mesurado y austero como lo fue en la campaña.
El
contador Carlos Joaquín consciente de que los recursos deben cuidarse y
optimizarse, particularmente cuando salen del bolsillo propio o siendo sujetos
al escrutinio de autoridades como el INE entratándose de las campañas, y de la
ciudadanía cuando se gobierna, durante sus actividades proselitista estuvo apoyándose
en el alcance y profundidad de las redes sociales, porque seguramente recordará
usted querido lector, las promesas realizadas utilizando sus cuentas en
Facebook, en Twitter, YouTube, etc. Creadas ex profeso para esos fines y ahí
han quedado testimoniadas sus promesas de que no habría despidos entre la clase
trabajadora del gobierno estatal, de privilegiar al empresario local y al
profesionista quintanarroense, de sancionar y denunciar a Félix González Canto
por el endeudamiento público criminal de su administración, de recuperar el
patrimonio público despilfarrado indiscriminadamente, de terminar con los
convenios con la prensa proclive al embute y a los arreglos que van en contra
de la crítica sana y a la verdadera independencia de criterios.
Infortunadamente
se repiten las acciones de culto al ego o a la personalidad porque el informe
que por ley debe presentar el ejecutivo estatal, no señala que deba ir
acompañado de la pompa y circunstancia que le ha precedido a todos los
gobernantes en esas actividades.
Si
bien es cierto que estos acontecimientos con esas parafernalias datan desde la
época del 1er gobernador constitucional de Quintana Roo, también lo es, que
entre los tiempos aquellos y los actuales median circunstancias y diferencias
abismales, la razón es simple, la clase política se ha degradado pervirtiendo
sus objetivos prioritarios y fundamentales del bien común, de manera que hoy
los políticos de Quintana Roo y del resto del país carecen de credibilidad, sus
promesas y compromisos distan mucho de sus acciones y hechos, la corrupción
campea en todos los niveles y el endeudamiento público es descomunal sin que
corresponda al progreso ciudadano; a eso hay que añadirle una sociedad más
madura, mejor informada y por supuesto a la libertad de pensamiento que se lee
en las redes sociales y a su efecto multiplicador entre los ciudadanos.
Por
eso y por muchas otras circunstancias que sería ocioso enlistar, es que se esperaba
una actitud alejada del bullicio multitudinario, de la inutilidad de las formas
convencionales de vestir de popular al informe del ejecutivo del estado, que al
final de cuentas informan a los mismos personajes que menos requieren de esa
información y que forman parte del carrusel o puerta giratoria de esa élite
insensible, corrupta e ineficiente que es la clase política del país y de
Quintana Roo, porque nadie como los políticos para reciclarse como consumidores
de los recursos públicos.
¿Cuánto
nos cuesta a los ciudadanos, que no al gobierno, un informe como el
recientemente presentado por el ejecutivo de Quintana Roo? Consideremos espectaculares, promocionales en
televisión, radio, prensa escrita, el espectáculo del centro de convenciones
con miles de invitados con cargo al bolsillo de los quintanarroenses, etc. etc.
todo ello innecesario y superfluo, porque la constitución no señala que deba
haber todo ese dispendio para decirnos las frases grandilocuentes de siempre y
ocultarnos las verdades que conocemos; porque ningún gobernante asume sus
verdaderas responsabilidades y acepta sus fallas e incumplimientos, todo son éxitos, aciertos, logros, metas alcanzadas, pero en realidad sin
resultados contundentes, un ejemplo al azar…”hemos triplicado el número de
policías estatales” y de que ha servido tener 3 veces más policías (si es que
esto fuese cierto) si la delincuencia ha elevado exponencialmente sus
actividades criminales rebasando a los policías estatales, los de la fiscalía y
los municipales en su conjunto, el número de homicidios se ha incrementado
escandalosamente y no se nos dice cuántos detenidos existen por esos crímenes,
se omite deliberadamente mencionar la impunidad de la ola criminal en Playa del
Carmen, Blue Parrot incluido y de la misma manera no se sabe mayor cosa del
ataque a la Fiscalía en Cancún, mucho menos se manifiestan las medidas
disciplinarias o denuncias contra los elementos policiacos reiteradamente
señalados de formar parte de las narconóminas y la protección a estos grupos criminales,
porque no son solo policías los exhibidos, son también los jefes de varios
municipios y el propio secretario estatal de seguridad pública, triplicar los policías finalmente no ha
resuelto nada, y si se continúa atacando el problema por sus efectos y no en
sus orígenes, así seguiremos per secula seculorum.
“Rompimos
record de ocupación hotelera”… año tras año, gobierno tras gobierno, no ha
habido un solo gobernante que pueda
resistirse a la tentación de hacer caravana con el sombrero del capital
privado. Se insiste en señalar como mérito de la administración en turno, el
crecimiento de la infraestructura hotelera y de la propia promoción que los
dueños de esas inversiones hacen motu proprio alrededor del mundo con los mayoristas,
hasta hace pocos meses el sector hotelero denunciaba la opacidad y el mal uso
de los destinos de los impuestos pagados por esos rubros, que a decir de ellos
solo sirven para que el gobernador de que se trate, pasee por el mundo con
cargo a los bolsillos de los empresarios hoteleros. Mario Villanueva, Joaquín
Hendrickz, Félix González y Roberto Borge son el emblema de periplos mundiales
improductivos a cargo de los contribuyentes y los hoteleros.
También
nos hubiese gustado escuchar la dimensión real de la deuda y su costo mensual
por intereses y por capital, y en consecuencia como terminó la proyección
definitiva, es decir; cuanto se
incrementó el capital y los intereses en virtud de la ampliación del nuevo plazo y por supuesto el costo del refinanciamiento,
porque eso es fundamental para el buen desempeño financiero de la entidad, no
obstante se omitió mencionárnoslo como si fueranos menores de edad e incapaces
de entender la complejidad de estas operaciones.
También
nos hubiese gustado saber porque se han comprometido cientos de millones de
pesos en rentas de patrullas, en vez de adquirirlas como señalan los principios
básicos de la administración pública, porque el leasing fue creado para las empresas particulares, porque de esta
manera aplican al gasto productivo la inversión en estos rubros, deduciéndolas
de las utilidades y disminuyendo lícitamente el pago de impuestos, y toda vez
que las administraciones públicas son entidades no lucrativas, no tiene ningún sentido aplicar ese criterio que
daña las fianzas del estado y de los municipios, a menos claro que pensemos mal
y nos imaginemos cuales son los verdaderos objetivos que se persiguen al
dilapidar el dinero de los quintanarroenses de esa absurda e incomprensible
manera.
Podríamos
seguir largamente haciendo las observaciones que valen la pena destacar y los
señalamientos de las omisiones importantes, pero creemos son suficientes de
manera que esperamos que el ejecutivo estatal reconsidere sus excesos en los
informes y los presente por una única vez en la sesión solemne del congreso como
se indica en la Constitución, y evite con ello desgraciar el tráfico de Cancún
con tantísima gente acarreada en cientos de vehículos, que trastocó por horas
el tráfico de la ciudad obstaculizando las actividades cotidianas de miles de
ciudadanos, que no tenemos necesidad de sufrir estas incomodidades si
tuviéramos gobernantes sensibles, responsables e inteligentes que antepongan el
bien ciudadano al lucimiento personal. Utilizar las redes sociales como lo hizo
en la presentación de su equipo de transición, adelantaba sentido común,
austeridad y respeto al ciudadano que los mantiene, volver al absurdo
espectáculo multitudinario de exhibicionismos superfluos, nos decepciona y
preocupa por el futuro que falta por transcurrir, y que ello sea señalado sólo
por plumas independientes y reflexivas, porque los amanuenses al amparo de un
convenio construyen una realidad a la conveniencia del poder y desde sus
teclados cimientan los espejismos que ya nadie les cree y viven simbióticamente
como rémoras de lo que ayer censuraban, anémonas del periodismo que dificultan
y obstruyen la convivencia sana y respetuosa entre gobernantes y gobernados.
Solidaridad/2107.



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