El orgullo
de mi nepotismo.
De
la comparecencia del Oficial Mayor Manuel Alamilla se desprenden una serie de
reflexiones preocupantes por el desempeño del servidor público y lo
desinformado de los legisladores locales.
El
Oficial Mayor no fue cuestionado por el arrendamiento de las patrullas que es
un desatino mayúsculo y fuera de toda lógica razonable porque es simplemente dinero tirado a la basura, que
si fuese de sus bolsillos no tomarían decisiones de esa naturaleza; no se le cuestionó tampoco por el famoso y
carísimo software de la SEFIPLAN muy cacareado por el secretario Vergara,
doscientos millones de pesos no es ni será, un asunto menor.
En
el caso del software vale la pena destacar, que el secretario Vergara en su momento declaró que estaba realizada la
erogación en la época de Juan Pablo Molina Guillermo su antecesor, pero que no
existía en la práctica esa herramienta administrativa. Nada se nos ha dicho de
las responsabilidades determinadas por esa enorme erogación que no dejó ningún
beneficio público.
En
el caso del arrendamiento de patrullas y del propio software debe existir
licitaciones por los montos erogados, mismas que previamente debieron haberse
publicado en los periódicos de las fechas y en COMPRANET. Nada de eso se
cuestionó.
Pero
si se centraron en los uniformes que mantienen un tufo de corrupción y
amiguismo por ser beneficiada con esa
enorme adquisición una empresa poblana, el señor Alamilla apenas balbuceaba
explicaciones improcedentes responsabilizando del incumplimiento de la entrega
de los uniformes a los temblores que dañaron al país, aunque la fecha fatal de
la entrega de los uniformes era mucho antes, finales de agosto para ser
precisos.
Los
argumentos del Oficial Mayor además de pueriles sonaron a burla del congreso
estatal, ¿qué procesos mentales desarrollará Manuel Alamilla para sin rubor
exponerse al ridículo con tamaña estupidez?
Otro
tema fue la contratación de su esposa la señora Hernández Villegas como
funcionaria destacada de la administración estatal y en donde se presume que se
configura la figura de nepotismo, que es una falta grave señalada en la Ley de
responsabilidades de los servidores públicos del estado, por un lado el Oficial
Mayor aceptó que su señora trabaja en el gobierno del estado como Directora de
Imagen del Ejecutivo y del Gobierno del Estado con un salario de ciento diez
mil pesos al mes. Lo que nadie le preguntó porque dentro del tabulador para
definir el salario de cualquier Director, su señora esposa casi triplica ese
sueldo, considerando que el sueldo de los Directores oscila entre 40 y 50 mil
pesos al mes. Si quieren que eso no sea motivo de reclamo y censura, entonces
que le homologuen el salario a todos los directores en vez de asignarlos por
excepción.
El
dinero no sale de los bolsillos del Oficial Mayor ni del Ejecutivo Estatal, son
contribuciones ciudadanas sujetas al imperio de la ley y al escrutinio
ciudadano y no al contentillo de relaciones personales, simpatías o
preferencias laborales.
Al
tocar el tema de Juan de la Luz Enríquez Kanfachi, un personaje del que todos
han oído hablar diariamente, pero que nadie ve en las actividades de gobierno
asumiendo responsabilidades o encarando los retos con los que tiene que lidiar
el ejecutivo estatal, dada la evidente incapacidad de la mayoría de los
integrantes de su gabinete, aceptó que el inasible e inefable personaje cobra ciento veinte mil pesos al mes sin que se
establezcan en mérito de que los cobra.
Todo
lo anterior puso de manifiesto la falta de habilidades, conocimiento de los
marcos jurídicos que establecen y rigen las actividades del servicio público,
lo cual sólo estaría acreditando lo que la sociedad sabe, el Oficial Mayor
dista de ser el servidor público que el gobierno del cambio requiere y que
necesita particularmente el ejecutivo estatal, no obstante, lo que disparó
todas las alarmas fueron las declaraciones del propio ejecutivo del estado
reiterando los absurdos del señor Alamilla, dijo que la esposa de Don Manuel
Alamilla no trabaja para el gobierno, entonces que actualicen su portal porque
al día de hoy 28 de septiembre día del asalto al DIF de Benito Juárez, aparece la Licenciada Tristana Hernández Villegas
como titular de la Dirección de Imagen del Ejecutivo y el Gobierno del Estado,
a menos que haya querido decir otra cosa y la muina lo hizo hablar sin
reflexionar, como le ocurre invariablemente a su subordinado Manuel Alamilla.
En el caso de Enríquez Kanfachi el gobernador alcanzó a manifestar que es
asesor y que ha probado su capacidad y eficiencia.
Resulta
que alguien le debe decir al ejecutivo del estado que los asesores cobran por
contrato, que generalmente son anuales, a través de los cuales se establecen
las responsabilidades u obligaciones del asesor de que se trate, así como los
motivos que causarían la recisión del contrato que lo une al gobierno del
estado, y derivado de ello el oficial mayor debería establecer las necesidades,
requerimientos, perfiles, y experiencias en determinada materia para que se
analice; y si el monto lo amerita
licitarlo con las formas de ley.
¿En
que es eficiente o capaz el señor Juan de la Luz? ¿Qué tipo de trabajo oferta
con su asesoría? Porque no le paga el ejecutivo de sus recursos propios, le
paga la ciudadanía con sus contribuciones y tiene derecho de saber en qué y cómo
se gastan esos dineros y el ejecutivo y demás colaboradores tienen la
obligación de informarlo, les guste o no, es la ley y se nos aplican sanciones a
los ciudadanos cuando infringimos las que nos atañen, ¿por qué a ellos no?
De
mal en peor las comparecencias y muy decepcionantes conductas y declaraciones
de los empleados del pueblo, que parecen hacerle un favor cuando se les
cuestiona por las responsabilidades que asumieron y por las que se asignan sus generosos salarios, que jamás han
sido puesto a la consideración y autorización del Patrón Pueblo.
Solidaridad/2017



