Bobolfo.
No
sabemos aún las expresiones u opiniones de Luis Felipe Sayden como titular de
Seguridad Pública en Yucatán, al leer o escuchar las tronantes declaraciones de
Rodolfo del Ángel, su homólogo de Quintana Roo.
En
una de esas entrevistas a modo con periodistas a modo, el encargado de la Secretaría
de Seguridad Pública de Quintana Roo, del Ángel Campos tuvo la ocurrencia de
declarar que Quintana Roo es un estado mucho más seguro que Yucatán pero que
hay que trabajar más en la percepción; ni más, ni menos.
Insistió
en sus semaforitos delictivos que dice siguen sin estar rojos y el tipo sigue viviendo en su propia burbuja
de ignorancia o de cinismo rampante.
En
lo que va en su breve, pero lastimoso desempeño, la delincuencia lleva enorme
ventaja al señor Bobolfo (como le apodan los ciudadanos), al fiscal y a todas
las autoridades relacionadas con el tema
de seguridad pública.
A
medio año no hay un solo detenido por los hechos delictivos que sumados todos se
acercan al centenar, entre los denunciados y los que permanecen sin
clasificarse por conveniencia de las estadísticas.
Son
comunes ya en esta geografía estatal, balaceras entre delincuentes y otros
delincuentes, delincuentes contra policías, asaltos a casa habitación,
homicidios en la ciudad, en las zonas rurales y en la zona hotelera, robo de
carros, asaltos a mano armada, narcomenudeo y trasiego de drogas, por señalar
sólo las más comunes.
A
excepción de los policías estatales que están detenidos, uno por ultimar con su
arma de cargo a su cónyuge en su domicilio, y otro más por intentar lo mismo,
no hay más detenidos.
Siguen
en la impunidad todos los crímenes que leemos a diario en la prensa y en las
redes sociales, de las que nadie se escapa y siguen sin preocuparse los
delincuentes de sus futuras acciones, por la facilidad con las pueden realizar
y sin consecuencias posteriores.
La
lista es larga, parecería interminable, ajusticiados, descabezados, heridos de
armas de fuego, con arma blanca, quemados, y las victimas van desde civiles inocentes,
menores de edad, policías federales, policías municipales, malandros,
desconocidos, y todo ello además ocurriéndole a ciudadanos nacionales y
extranjeros. (Recordemos el Blue Parrot)
Señor
encargado vale la pena puntualizar algunas de sus declaraciones; usted toda la
vida ha sido policía en diferentes posiciones, desde Director de la Academia de
Policías, Director de Seguridad Pública en Solidaridad en dos ocasiones, hasta
que el comité de inteligencia militar decidiera removerlo de su cargo a usted y
a Arturo Olivares Mendiola, el responsable de la seguridad de Cancún, por una
serie de irregularidades de momento impublicables, de ahí pasó usted a ser
subsecretario en la administración próxima pasada, de la propia secretaria de
la que hoy es el encargado.
De
manera que lleva por lo menos un par de décadas ejerciendo de policía de manera
ininterrumpida, así que es muy falto de ética deslindarse de las condiciones
prevalecientes de inseguridad en el estado y del desmantelamiento de las
corporaciones que denuncia enérgicamente, en todo caso como protagonista debió
denunciarlo oportunamente o actuar en consecuencia, porque usted no fue un ente
aislado de los hechos que hoy denuncia, en todo caso usted fue parte del
problema con el que hoy evade su ineficiencia y su torpeza en el manejo de las
estrategias y de sus declaraciones.
Usted
señor encargado omite manifestar la falta de aprobación de sus exámenes de
control de confianza que aplica el CISSEN, porque en tanto usted no los apruebe,
no está legalmente autorizado para ejercer de titular, de ahí su naturaleza de
“encargado”
La
ciudadanía debe saber, porque la seguridad colectiva del estado está en sus
torpes manos, que la falta de aprobación de esos exámenes son por múltiples
causas y cito las más comunes, relaciones o nexos con la delincuencia
organizada, adicción a algún enervante, no poder justificar su patrimonio con
sus ingresos declarados, o un problema de salud físico o mental.
Por
ello los exámenes efectuados en poligrafía, psicométricos, toxicológicos,
médicos y socioeconómicos, son ineludibles y concluyentes en sus resultados.
Usted
omite deliberadamente declarar que los secretarios municipales de seguridad
pública de Isla Mujeres, Cancún, Solidaridad y Tulum no han aprobado dichos
exámenes, lo mismo que usted, inclusive varios de ellos los reprobaron. Tampoco
su Director de Empresas de Seguridad Privada los ha aprobado, ni su Directora
General Administrativa, por hacerle señalamientos precisos, independiente de
los muchos pendientes que tiene.
¿Podría
usted informar públicamente si los elementos detenidos, uno por ultimar a su
esposa, y otro más por intentar lo mismo ambos con su arma de cargo y que
estaban de descanso ya los habían aprobado?
¿Puede
decirnos las razones que llevaron a dichos elementos a llevar sus armas de
cargo a sus domicilios, cuando debieron dejárselas a los relevos?
Cualquiera
de estas dos situaciones conllevan responsabilidades laborales y quizá penales
de comprobarse alguna violación a estas reglamentaciones.
Mientras
le escribo estas líneas se da a conocer por enésima vez en las redes sociales,
un herido de arma de fuego, esta vez en Plaza La Roca del fraccionamiento
Cumbres, también el secuestro del ejidatario Candelario Cetina Chuc quien es el
comisario, paralelamente ayer mismo se daba a conocer por parte de Luis Felipe
Sayden la detención de los dos homicidas que apenas una cuantas horas previas
habían ultimado a la señora Emma Gabriela Molina Canto en Mérida Yucatán.
Como
ve las situaciones son harto diferentes, sin destacar que la prensa o las redes
sociales, no reportan hechos delictivos en Yucatán con la frecuencia que
ocurren en Quintana Roo.
Algo
más, en la ciudad de Mérida el ciudadano ve al elemento de tránsito o de
seguridad pública, como alguien que puede apoyarlo o a quien puede recurrir al
auxilio de una emergencia, lo ven sin temor o como alguien de confianza; en
contraparte los elementos de tránsito o los policías en Quintana Roo son vistos
como delincuentes potenciales, extorsionadores, y amenazantes; cualquier ciudadano evita contacto con
cualquiera de estos elementos, porque sabe que su presencia entraña un riesgo a
su integridad o a su bolsillo.
Usted
señala enfáticamente que estamos bien y que hay que trabajar más en la
percepción, no se si reírme o preocuparme por tan absurda afirmación.
La
percepción señor del Ángel no es una causa per se, es una consecuencia de una
serie de hechos; le explico mejor, es el conocimiento de hechos específicos por
impresiones derivadas de las experiencias.
De
manera que la percepción ciudadana es que vivimos en un riesgo constante y en
medio de un altísimo nivel de inseguridad y de impericia policial, porque los
hechos son abrumadores, la realidad es palpable día tras día, los delitos están
a la orden del día y en completa impunidad, son esos hechos y no otros, los que
le permiten a cualquier persona con mediana inteligencia, percibir lo mal que
estamos en los temas de seguridad en el estado. Por lo tanto ocúpese si es que
puede, de la insoslayable inseguridad del estado para que cambie la percepción
ciudadana por añadidura, y no al revés como ridículamente declaró.
Es
cierto también que hay quienes con una percepción equivocada dejan de ver la
realidad inocultable, por ejemplo los daltónicos, cuya percepción cromática es
diferente al ciudadano que no padece ese trastorno y que al daltónico le impide
saber está equivocado.
De
manera que si usted encabeza a un equipo irregular por no haber aprobado los
exámenes de control de confianza, como muchos más elementos operativos, un
equipo donde sus propios elementos son un riesgo para sus propias familias,
donde no se sabe de algún caso de detenciones oportunas y certeras, donde el
único que se niega a ver la realidad es usted, aferrándose a argumentos
pueriles e inicuos, donde no hay declaraciones inteligentes, serias o
responsables por parte de usted, me temo que estamos frente a un excepcional
caso de daltonismo policiaco.
Post
Scriptum:
Ofrezco
desde esta tribuna una disculpa a Luis Felipe Sayden Ojeda, eficiente
comandante de la Seguridad Pública de Yucatán, por lo arrebatos del comandante
del Ángel Campos.
Quintana
Roo/2017