El profeta del
infortunio.
Saturado de mentiras
En su teatro del absurdo
Va contando a sus palurdos
De sus rifas y sus giras.
Sobre cadalsos y piras
Montados en amarguras
Sus venganzas y locuras
Las soporta con sus datos
Treinta millones de suatos
Aplauden sus desmesuras.
Proclive a la coprolalia
En temas de seguridad
Sucumbe a la realidad
E incrementa su dislalia.
Gobierno
con acefalia
De austeridad disfrazado
Derrochador obstinado
Sobre vidas de inocentes
Ante el dolor inclemente
Responsabiliza al pasado.
El único rey desnudo
Del plano internacional
Candidato proverbial
Que cuando quiso, no pudo.
Ni al lábaro, ni al escudo
Símbolos de identidad
Saluda por casualidad
Prepotente y ofensivo
Presidente primitivo
Montado en su necedad.
En el propio Bellas Artes
Celebra la pedofilia
La promueve, la auxilia
Con sus propios hierofantes.
Va escombrando los baluartes
Con postura autoritaria
Lo vemos en forma diaria
Cancelando inversiones
Regodeando sus traiciones
Con patrañas y plegarias.
Se empeña en Santa Lucía
El tren maya y dos bocas
Sus decisiones barrocas
Alimentan su jauría.
Con la cabeza vacía
Desprecia el conocimiento
La experiencia, el talento
Presidente rebasado
Torpe, necio, obstinado
Como si fuese un jumento.
Hoy se vive en el planeta
Legítima preocupación
Pues hay en cada rincón
Un virus que nos inquieta.
Pero hay quien se parapeta
Detrás de la estupidez
El vernáculo soez
Cobrando de presidente
Un iracundo demente
Sin elemental lucidez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario